Tras 40 días de plagio, intentan matar en un pozo a la hija de ejidatario de Chiquilá; hallan tres ejecutados

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CANCÚN, MX.– La hija de un ejidatario de Chiquilá, municipio de Lázaro Cárdenas, secuestrada hace 40 días, logró salvar la vida luego de que sus captores trataron de desaparecerla arrojándola en un pozo natural (inicialmente se dijo que se trataba de un cenote) donde en su interior aparecieron tres cuerpos brutalmente asesinados.

Regresar de entre los muertos

CANCÚN, MX.- Una mujer que había sido secuestrada apareció con vida tras permanecer en una caverna donde había sido arrojada y había tres cuerpos en descomposición.
Irene García, hija de un acaudalado ejidatario de la comunidad costera Chiquilá, del Municipio de Lázaro Cárdenas, apareció con vida la mañana de ayer en un fraccionamiento popular de Cancún, tras 40 días de permanecer secuestrada.
De acuerdo con informes preliminares de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), la mujer fue encontrada pidiendo ayuda en el fraccionamiento Villas Otoch, en el norte de la Ciudad.
Perros de la zona empezaron a ladrar fuertemente, lo que llamó la atención de una vecina del fraccionamiento, quien salió a ver lo que ocurría y se percató de la mujer que, con paso lento, se dirigía a su domicilio.
La mujer despedían olores fétidos y presentaba varias lesiones en el cuerpo.
Elementos de diversas corporaciones llegaron al lugar y trasladaron a la mujer a un hospital para su atención médica.
La mujer rindió una breve declaración al Ministerio Público y quedó internada en terapia intensiva.
Entre otras cosas, la mujer declaró que había sido arrojada a una caverna, donde había cadáveres.
Por la tarde, la Policía Judicial del Estado realizó un operativo de búsqueda y encontró al parecer los tres cuerpos.
Los elementos de la corporación hallaron un cuerpo completo, en estado de descomposición, y otros restos humanos.
La mujer no precisó cuánto tiempo estuvo en la caverna con los cadáveres.
De acuerdo con las primeras apreciaciones del Ministerio Publico, la caverna, de unos cinco metros de profundidad, había sido utilizada para arrojar los cuerpos de personas secuestradas por la banda que plagió a Irene García. (Fuente: Sergio Caballero/Agencia Reforma)

Las autoridades investigan un posible caso de secuestro pues al parecer los captores pidieron 1 millón de pesos por su libertad.
De acuerdo con los primeros reportes, la mujer, identificada como Irene García May, logró salir esta mañana de un predio lleno de maleza cerca de donde se construye la segunda etapa del fraccionamiento Villas Otoch, al norte de la ciudad de Cancún y a gritos solicitó auxilio.
Una jóven que se preparaba para irse a trabajar llamó al número de emergencias pues alcanzó a ver a la mujer malherida con lesiones que sangraban, principalmente en el rostro.
Según datos recabados, el reporte a los servicios de emergencia se hizo unos 10 minutos antes de las 7 de la mañana de este lunes.
En sus primeras declaraciones antes de ser trasladada al Hospital General de Cancún, García May reveló que un comando armado la secuestró en Chiquilá, frente a la isla de Holbox y que desde hace 40 días la tenían en cautiverio.
También dijo que durante el tiempo que estuvo secuestrada, no pudo ver nada pues la tuvieron con los ojos vendados, amarrada de pies y manos y que sólo alcanzó a escuchar dos diferentes tipos de voz.
De acuerdo con información a la que se tuvo acceso, hace dos semanas, la mujer iba a ser rescatada de un hotel en la colonia ejidal, pero el operativo se frustró, sin embargo, se estableció un cerco para detener a los secuestradores, de ahí que posiblemente decidieran dejarla libre en Cancún.
La mujer comentó que desde hace 10 días no se bañaba, mismo tiempo que tenía el fallido operativo que se implementó para liberarla
Paramédicos que la atendieron reportaron que su estado es delicado, pero estable y que en cuestión de unas horas podría ampliar su declaración.
Sin embargo, alcanzó a decir a las autoridades que en el interior de un cenote al que la lanzaron, alcanzó a ver dos cuerpos más.
Ante esta revelación, las autoridades judiciales implementaron un operativo especial en la zona, logrando confirmar la presencia de dos cuerpos en el interior del cenote y en avanzado estado de descomposición.
El primer reporte que dieron las autoridades fue sobre el hallazgo de dos cuerpos, uno despedazado, al parecer a golpes, y el otro encintado, de manera similar al que utiliza la delincuencia organizada para sus “ajustes de cuentas”.
Según la Cruz Roja, fueron tres los cadáveres encontrados: uno estaba de cabeza y los otros dos, uno sobre otro. (Fuente: Diario de Yucatán)

El difícil rescate de los cuerpos de la narcofosa

Con los signos de que fueron ejecutados por el crimen organizado, fueron localizados tres cuerpos, unos sobre otros, en un cenote, dos de ellos sólo en huesos y el tercero en avanzado estado de putrefacción. De la identidad nada se sabe, sólo que uno de ellos es el cuerpo de un hombre y de los demás aún no se ha logrado definir.
La “narcofosa” fue localizada este lunes por la Policía Judicial del Estado (PJE), en un área verde de la Región 246. En ella fueron encontrados dos osamentas y el cuerpo putrefacto, encintado del rostro y amarrado de las manos con vendas.
Y fue ubicada ya que horas antes de ahí mismo logró salir con vida de forma por demás increíble la ejidataria de Chiquilá, Irene García May, secuestrada hace más de un mes, y que pasó varios días junto a los cuerpos hallados, como se explica en nota aparte.
Para extraer los cuerpos fue necesario equipo especial debido a los fétidos olores que emanaban del sitio en donde fueron arrojados luego de su ejecución.
La extracción de los cuerpos duró varias horas, debido las dificultades que se presentaron para ingresar al fondo del cenote, por lo estrecho del acceso. Los cuerpos fueron ubicados en un área verde de la manzana 24 en la Región 246 por la zona del fraccionamiento “Villas Otoch”.
El cuerpo putrefacto es el que estaba vendado del rostro con cinta industrial y amarrado de las manos con vendas.
La ubicación de esta “narcofosa”, se logró gracias a la información proporcionada por la ejidataria Irene García May.
Los hechos
La movilización de elementos de la Policía Judicial del Estado (PJE) inició minutos después del medio día y se solicitó la presencia de paramédicos de la Cruz Roja, quienes llegaron a bordo de una ambulancia y la unidad de rescate urbano.
Una vez ahí, los paramédicos y judiciales se introdujeron en un área verde que colinda con la calle Paseo del Roble y la Séptima Privada del Manzano.
A unos 200 metros de la entrada, en un área rocosa, fue localizada una fosa de dos metros de diámetro aproximadamente, de la cual se desprendían olores fétidos.
Un paramédico descendió en el agujero y tuvo que salir al no soportar el olor fétido que salía desde el fondo y fue necesario utilizar tanques de oxígeno.
Una vez con el equipo adecuado, el paramédico volvió a descender y fue entonces que descubrió que se trataba del cuerpo de una persona en avanzado estado de putrefacción.
El área donde fue localizada la fosa fue acordonada por la policía, al igual que la Séptima Privada del Manzano para evitar que los curiosos se introdujeran, mientras que elementos de la Policía Judicial se encargaron de custodiar la entrada que había por la Privada El Roble.
“Narcofosa”
Fue necesaria la presencia de elementos del Cuerpo de Bomberos y así iniciaron los trabajos para sacar el cuerpo, mismo que estaba amarrado de las manos con vendas y con el rostro cubierto con cinta industrial.
Sin embargo, después de haber sacado el cuerpo, se descubrieron los restos de otros cuerpos en el fondo de la fosa y fueron ahora paramédicos de la Cruz Roja los que lograron sacar los restos que correspondían a dos personas.
Para evitar que estos restos se desmembraran, desde el interior fueron sacados en bolsas de plástico negras que llevaron los peritos que arribaron al lugar junto con un agente del ministerio público que dio fe de los hechos.
El cuerpo putrefacto y las osamentas de los otros dos, fueron trasladados al Servicio Médico Forense (Semefo) para practicarles la necropsia de ley, aunque extraoficialmente se adelantó que el cuerpo putrefacto parecía tener entre tres y cinco días de haber sido arrojado al interior de la fosa.
Hasta el día de ayer, el cuerpo localizado en estado de putrefacción permanecía sin identificar, en tanto que a las dos osamentas será necesario aplicarles estudios para saber a qué sexo pertenecen y las causas de la muerte. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)

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