Aprueban en la COP16 “Acuerdos de Cancún” ante intento de Bolivia de reventar avances

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CANCÚN, MX.- La presidenta de la Cumbre del Clima, la canciller mexicana, Patricia Espinosa, ha pasado por encima de la intención de Bolivia de dinamitar la cumbre, reseña el periódico El País en una crónica que resume las tensiones de las negociaciones finales para alcanzar acuerdos globales sobre el cambio climático.

Cancún avanza para salvar el clima, dice Greenpeace

Al concluir la cumbre del clima, COP 16, en Cancún, los gobiernos lograron avances que le permitirán al mundo navegar por un difícil pero necesario camino rumbo a un acuerdo global que nos permita frenar el cambio climático peligroso.
La sombra del fracaso en Copenhague se fue alejando conforme pasaban las horas y a pesar de que algunos decían que el proceso estaba muerto, los gobiernos mostraron que son capaces de cooperar entre ellos y que pueden avanzar para lograr un acuerdo global.
Esto es lo que los gobiernos acordaron en Cancún:

  • En el tema financiero, los gobiernos establecieron un fondo climático que permita entregar los recursos necesarios para que el mundo en desarrollo enfrente el cambio climático y frene la deforestación. Sin embargo, falta aún establecer la forma en que se proveerá dicho dinero.
  • Otro tema importante que salió de Cancún tiene que ver con el mecanismo que protegerá los bosques tropicales al mismo tiempo que sea salvaguarda de los derechos de las comunidades indígenas y la biodiversidad. El acuerdo REDD (Reducción de emisiones por deforestación y degradación) aún tiene algunos puntos críticos pendientes que deben ser definidos y reforzados en los siguientes meses.
  • Los gobiernos no sólo reconocieron la brecha existente entre los actuales niveles de reducción de emisiones ofrecidos por los países y las emisiones que deben ser reducidas de acuerdo con lo que la ciencia establece. Además de eso, establecieron que la reducción de emisiones debe también estar en línea con lo que dice la ciencia -entre 25 y 40 por ciento de reducciones para el 2020- y que necesitan mantener el incremento de la temperatura muy debajo de los 2 grados.

Podría haberse logrado más en Cancún, sino hubiera sido por la negativa influencia de Estados Unidos, Rusia y Japón. Ahora, todos los gobiernos tienen mucho trabajo por hacer: mantenerse en línea con lo que acaban de acordar, es decir, redoblar sus esfuerzos de reducción de emisiones. Esto es sólo el comienzo.
Este año el mundo experimentó más consecuencias vinculadas con fenómenos asociados al cambio climático -temperaturas record, desastres catastróficos, el creciente derretimiento del Ártico. Estas son las razones por las cuales el siguiente año, Durban, Sudáfrica, debe ser el lugar donde lleguemos a un acuerdo global que sea justo, ambicioso y legalmente vinculante, que nos permita ayudar a que los países erijan una economía verde que nos permita saber y contabilizar a aquellos que contaminan.
A partir de hoy en cada lugar del mundo, la sociedad civil debe presionar a sus políticos para asegurarse de que redoblen esfuerzos a nivel local y lleguen a Durban listos para sacar el acuerdo global que hemos esperado. (Fuente: Greenpeace)

Y es que la delegación de Evo Morales se quedó sola en su oposición al acuerdo pero insistió en bloquear el acuerdo. La réplica de Espinosa fue pausada, calmada, serena: “La regla del consenso no significa la unanimidad. Ni mucho menos significa la decisión de que una delegación quiera imponer el veto sobre la voluntad de unas delegaciones que con tanto trabajo han venido trabajando con enromes sacrificios. Mi obligación ha sido escuchar a todas y cada una de las partes, incluyendo a los hermanos bolivianos. Ahora bien, yo no puedo ignorar la visión, las solicitudes de 193 estados parte”. Espinosa golpeó con la maza y la Cumbre del Clima rompió en aplausos.
Espinosa ha puesto fin así a horas de debate con Bolivia de protagonista. La delegación enviada por Evo Morales se quedó sola. Ni Venezuela ni Cuba salieron en su apoyo. El embajador de Bolivia ante Naciones Unidas y jefe de la delegación boliviana, Pablo Solón calificó como “atentado” que la cumbre aprobara un texto con su oposición: “No podemos romper las reglas que nos damos. Aquí, la regla para la adopción es el consenso y claramente antes de que usted martillee hemos expresado que no hay consenso y que Bolivia no apoya esta decisión. El precedente es funesto. Hoy será Bolivia, mañana será cualquier país. Consenso quiere decir que no puede haber ningún Estado que explícitamente manifieste su rechazo a una decisión. Lo que va a ocurrir aquí es un atentado contra las reglas que rigen aquí, en el marco de la convención y en el marco de Naciones Unidas”. “Ni en Copenhague ocurrió algo así”, sentenció. La sala permaneció muda. Ni un tímido aplauso. Tras la aporbación, Bolivia ha anunciado que recurrirá ante “todas las instancias internacionales” la decisión adoptada.
El acuerdo ha conseguido el apoyo de países que partían con posturas muy enfrentadas, como Japón , EE UU y China. También lo apoyan los pequeños estados-isla, la UE, los países menos desarrollados y la mayoría de los latinoamericanos.
Vigencia de Kyoto
El pacto incluye peticiones de todos los bloques: deja para 2011 la decisión sobre si habrá un acuerdo que sustituya al Protocolo de Kyoto, reconoce que los compromisos presentados hasta ahora no basta para estabilizar el clima, los países ricos se comprometen a movilizar 100.000 millones de dólares al año en 2020, incluye un pacto para reducir la deforestación y, sobre todo, incluye en Naciones Unidas los compromisos de recorte de emisiones que los países enviaron de forma voluntaria a la ONU tras la Cumbre de Copenhague.
El acuerdo apunta a una prórroga de Kyoto antes de 2012, cuando expira el actual periodo de cumplimiento. Esa era una exigencia de los países en desarrollo. A cambio, como pedía Japón, esa continuidad está supeditada a que avance la otra vía de negociación abierta, en la que están incluidos EE UU y China, que, por distintos motivos, no tienen limitación de emisiones. “El texto no apunta a la muerte de Kioto sino todo lo contrario”, ha declarado la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera.
EE UU se da por satisfecha con cómo queda reflejada la transparencia que exigía en la reducción de emisiones de China. Habrá consultas internacionales pero no serán “ni intrusivas, ni punitivas y respetarán la soberanía nacional”. Si el texto sale adelante, solo habrá consulta internacional obligatoria si las emisiones se reducen con dinero internacional. Para los países en desarrollo que limiten sus emisiones sin dinero del primer mundo -China ha dicho en alguna ocasión que no lo necesita- esa obligación de información se reduce y se convierte en una opción.
Los ecologistas han mostrado su satisfacción porque el texto incluye alusiones a la gravedad del calentamiento y alude a la reducción de emisiones que pide el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) . Esta mención es muy significativa de lo despacio que avanza la negociación. En la Cumbre de Bali, de 2007, la UE insistió en que se incluyera el rango de reducción de emisiones (entre el 25% y el 40%) para los países desarrollados que pedía el IPCC. La oposición de la Administración de George Bush dejó el texto en un pie de página. Ahora, tres años después, el IPCC sale del pie de página y pasa al texto del acuerdo. Aunque el texto pide limitar el calentamiento a dos grados centígrados deja abierta la puerta a que se revise más adelante para limitarlo a 1,5 grados, una petición de los pequeños estados isla.
En realidad, todo el borrador está lleno de sutilezas de ese tipo. La UE pedía el reconocimiento de que debía haber un acuerdo vinculante en 2011. No sale eso, sino que los países seguirán “discutiendo las opciones legales para llegar a un acuerdo” en la Cumbre de Durban (Sudáfrica) de 2011.
La inmensa mayoría de los países en el plenario ha apoyado el texto públicamente. Argelia, en nombre de los países africanos, ha destacado que “recupera la confianza en el sistema multilaleral” después del fiasco de Copenhague . Todo el mundo ha felicitado a la presidencia mexicana, que ha servido de puente y, al contrario que Dinamarca el año pasado, ha templado los ánimos y evitado los bloqueos. El trabajo de un año ha roto el bloque bolivariano (Venezuela, Cuba y Ecuador se desmarcaron de Bolivia). El presidente de Ecuador, Rafael Correa, había declarado en Cancún que el texto que se manejaba para frenar la deforestación era “un paso positivo”. Los países tropicales esperan recibir una lluvia de dinero (público y privado) si evitan la deforestación. (Fuente: El País)

Acuerdos y debate en Latinoamerica

CANCÚN, MX.- Hoy por la madrugada, los delegados de casi 200 países adoptaron unos textos, conocidos como “Acuerdos de Cancún”, que avanzan en las negociaciones de la Convención de la ONU sobre Cambio Climático. Fue el resultado del liderazgo aplicado por México, en ejercicio de la presidencia de la XVI Conferencia de las Partes que se reunió por dos semanas en Cancún.
Aunque no se conocieron demasiados detalles, la posición mayoritaria fue que el texto propuesto por la Presidenta de la COP16, Patricia Espinosa “devolvió la confianza al sistema multilateral” y que “no es perfecto pero presentan avances” en mitigación, adaptación, bosques y transferencia. Bolivia se opuso desde un primer momento a la declaración adoptada, pero no fue acompañada hasta las últimas circunstancias por sus aliados del ALBA, como Ecuador y Venezuela, y otras naciones que no habían firmado el Acuerdo de Copenhague, como Argentina.
¿Un avance? Los “Acuerdos de Cancún: Una nueva era de Cooperación Internacional en Cambio Climático” establecen, entre otros, la creación de un Fondo Verde para el Clima así como el mecanismo REDD+ para el manejo de bosques. Sin embargo, el consenso se logró salteando el tema del segundo periodo de compromisos del Protocolo de Kyoto, el único documento que establece reducción de emisiones jurídicamente vinculante para los países desarrollados (Anexo I). Sí logra “anclar” en la Convención las promesas hechas luego del Acuerdo de Copenhague.
Durante el desarrollo de los días de la COP-16, Japón había sido noticia por su rechazo firme e incondicional a subscribir justamente un segundo periodo, que debería comenzar luego del 2012. Estados Unidos, por su parte, nunca lo ratificó y ejerce de este modo un liderazgo negativo para la Convención. La Unión Europea, en una conferencia de prensa reciente, ratificó que estaría dispuesta a asumir aquel compromiso. China también se sumó a los acuerdos.
América Latina. Finalmente, quien quedó por fuera del consenso alcanzado fue Bolivia. El país presidido por Evo Morales justifició su postura debido a que el documento aprobado no presenta en forma clara las metas de mitigación de los países desarrollados, por lo que la suba de la temperatura media global podría subir hasta 4°C. En un comunicado muy reciente, llamó a lo decidido en Cancún como “Acuerdo de Copenhague II” y mencionó que “su costo será medible en vidas humanas”.
Por su parte, el resto de los países del ALBA, como Venezuela, Ecuador y Cuba (se refirió a wikileaks), en principio llamaron a que se consideren las críticas de Bolivia, pero fue un gesto de solidaridad para más que una posición convincente que no llegó hasta sus últimas consecuencias. Por contrario, otros países de América Latina, salieron fuertemente a respaldar la presidencia de México, entre ellos Brasil, Chile y Argentina, pero sobre todo Costa Rica y Colombia, que llegó a plantear que “consenso no significa otorgar poder de veto a un solo país”.

Copenhague, Cancún, Durban. La posición mayoritaria, en este sentido, la expresó Kenia, al decir sobre el acuerdo: “No es perfecto pero ha conseguido lograr un delicado equilibrio” para que el proceso siga adelante. Del mismo modo, varios representantes destacaron que se había recuperado la confianza perdida en Copenhague, y que lo hecho en Cancún sienta bases firmes para lograr un éxito mayor en Durban, ciudad sudafricana donde se hará la COP-17 el próximo año.
Por otra parte, aunque Bolivia argumentó que su posición era para defender a los pequeños Estados Insulares de que no desaparecieran, sus representantes estaban satisfechos con los Acuerdos de Cancún. El delegado de Granada tomó una frase del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, al señalar “que lo perfecto no sea enemigo de lo bueno”. Para Timor Oriental: “Este documento es más que aceptable, es casi un buen documento”.
Argentina. La posición del país fue refrendada por el secretario de Ambiente, Homero Bibiloni, al señalar que “tenemos un documento realista”. Así destacó que “Copenhague fue preocupante” y por ello “es peligroso demorar más”. Para finalizar, propuso un lema para guiar futuras negociaciones: “Nunca menos que en cancún, vayamos por más a Sudáfrica, con transición justa y trabajo digno”.
ONGs. Entre las organizaciones ambientalistas, ya Greenpeace había dado su apoyo a los textos presentados, llamando a los países a adoptarlos, porque “reconoce la brecha de las gigatoneladas y la necesidad de reducir emisiones entre 25 y 40” por ciento. En contraste, Amigos de la Tierra opinó que se trata de un resultado “débil e inefectivo pero al menos mantiene un delgado y frágil hilo de vida”.
Balance provisorio. La COP-16 marcó el éxito, finalmente, de la diplomacia mexicana, en el sentido de lo que su presidente Felipe Calderón había señalado en la XX Cumbre Iberoamericana, que era una virtud que hubiese bajas expectativas. Se superó así una prueba para las negociaciones internacional con un éxito, si puede llamárselo así, relativo, que necesita profundizarse con rapidez para que se garanticen las condiciones de vida en el planeta.
Bolivia nos marcó la alerta. Los pueblos del mundo deben protagonizar los cambios necesarios, exigiendo a los líderes que estén a la altura de la circunstancias. Más allá de que esta madrugada, los Acuerdos de Cancún fueron aprobados por la aclamación de los representantes de 193 países. (Fuente: Comunicación Ambiental)

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