Bonfil, guarida de criminales

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CANCÚN, MX.- A lo largo del 2010, habitantes de Alfredo V. Bonfil vivieron a merced de la delincuencia, sin que las diferentes corporaciones policiacas intervinieran para salvaguardar la seguridad de los bonfileños.


Los secuestros y las extorsiones estuvieron a la orden del día e incluso, varias familias tuvieron que salir prácticamente huyendo ante las constantes amenazas y ante la falta de acción por parte de las autoridades.
Y es que precisamente Bonfil, se convirtió en guarida de grupos de delincuencia organizada, teniendo una serie de rutas de escape y casas de seguridad en donde se ocultan con tranquilidad, pues saben que tanto la policía municipal como la policía judicial, no intervienen jamás para ubicarlas.
Desde que inició el año 2010, la delincuencia dejó en claro que Alfredo V. Bonfil era usado como refugio para quienes se dedican a cometer una serie de ilícitos, pues saben que prácticamente es un lugar sin ley.
En el mes de enero, un comando armado irrumpió en una residencia ubicada en la Supermanzana 2A, manzana cinco, lote dos, entre las calles Durazno y Cereza en Cancún, con la idea de secuestrar a la hija de un empresario libanés que ahí habita.
Sin embargo, en esos momentos había una reunión en el domicilio y los ahí presentes enfrentaron a los ladrones, quienes se dieron a la fuga llevándose como rehén al empleado de seguridad privada de la empresa “Control de Alarmas e Inteligencia”, Javier Antonio Canto Medina, de 47 años de edad, mismo que después fue tirado de un vehículo en movimiento en un área verde de la Supermanzana 13, manzana uno.
Instantes después, elementos de la Policía Preventiva, al realizar un operativo en las inmediaciones de la residencia, observaron a un sujeto con características sospechosas el cual portaba el radio del empleado de seguridad que había sido “levantado”.
De esta manera, al ser cuestionados por los uniformados dijo llamarse Elmer Espinoza Velásquez de 18 años de edad y aceptó pertenecer al grupo de hampones, pues dijo que él era quien estaba cuidando las entradas de las calles del lugar.
El sujeto también confesó que había sido contratado por dos de los ladrones, apodados “El Pélón” y “El Negro”, y señaló que estos se refugiaban en Bonfil hacia donde habían escapado.
Después, se montó un operativo por elementos de la Policía Judicial, apoyados por Seguridad Pública y elementos del Ejército para tratar de ubicar el paradero de la banda delictiva.
En el cruce de las avenidas Venustiano Carranza con Lázaro Cárdenas, ubicaron el domicilio donde se encontraban los ladrones, sin embargo, fueron recibidos a balazos, situación que provocó un fuego cruzado, el cual finalmente terminó con la muerte de uno de los ladrones.
Otra gran movilización policiaca se registró en Bonfil en el mes de agosto, cuando un grupo de seis balseros cubanos que se encontraban en cautiverio en el interior de una casa de seguridad ubicada, fueron rescatados.
El aseguramiento de los antillanos se dio minutos después de que las corporaciones policíacas fueran alertadas sobre un tiroteo y el “levantón” de dos personas en el cruce de las avenidas Miguel Hidalgo e Ignacio Allende, perteneciente a la colonia Doctores.
Pese a la intensa movilización policíaca que contó con la participación de personal de la Armada, Ejército y de la Policía Federal Preventiva (PFP), en el lugar no se logró la detención de ninguno de los sujetos que vigilaban con armas largas a los cubanos.
Según versión de las víctimas, varios de ellos tenían entre tres y cuatro meses de encontrarse secuestrados, pues constantemente sus plagiarios llamaban a sus familiares radicados en Estados Unidos para exigirles diferentes pagos a cambio de su vida.
Sobre su estancia en la casa de seguridad, señalaron que se encontraban encerrados en cuartos pequeños y que constantemente observaban entrar y salir a más compatriotas de los cuales una vez que salían de la casa, no sabían nada sobre su paradero.
En este sitio señalaron, eran vigilados por personas que portaban armas largas y que tenían acento norteño.
Explicaron que la mayoría de ellos fueron secuestrados una vez que pisaron tierra firme al llegar a alguna playa de Cancún, sin embargo, otros más fueron “levantados” días después al encontrarse caminando por la Zona Hotelera.
La delincuencia se recrudeció en Bonfil y los ejidatarios comenzaron a ser blanco de amenazas, extorsiones e incluso secuestros.
Por ello, en el mes de octubre, un pequeño grupo de valientes mujeres salieron a manifestarse en la plaza de Alfredo V. Bonfil, hartas por la serie de chantajes y extorsiones de las que son objeto por miembros del crimen organizado, quienes les exigen pagos millonarios a cambio de la vida de sus familiares.
Las mujeres denunciaron la descarada complicidad de los elementos de la Policía Preventiva y Judicial, quienes se encargan de escoltar a los delincuentes, los cuales viajan armados a bordo de camionetas de lujo.
En total fueron seis mujeres, quienes portaban cartulinas con leyendas escritas como: “No confiamos en la Policía, mi vida corre peligro. ¡Que venga el Ejército Mexicano”, “Porque soy de aquí, no me vas a intimidar. ¡No más extorsiones!”.
La situación fue a tal extremo, que los delincuentes incluso amenazaban a las familias en sus propios domicilios.
Las mujeres pedían el ingreso del Ejército a Bonfil, pues no confían ya en las corporaciones policiacas a quienes señalan de ser cómplices de la delincuencia organizada.
Estas protestas no surtieron efecto, pues algunas familias de Bonfil tuvieron que salir prácticamente huyendo, al ver que sus vidas corrían serio peligro por atreverse a denunciar la complicidad de los cuerpos policiacos con el crimen organizado.
Para cerrar el año, los ladrones de la casa “Mayaland Tour”, fueron a refugiarse a Bonfil, en donde dejaron abandonadas las dos camionetas que robaron junto con cuatro cajas fuertes que sacaron de la transportadora.
Así, los bonfileños continúan viviendo a merced de la delincuencia, que ha convertido a esta delegación en su refugio y se pasean libremente ante la inoperancia y complicidad de los cuerpos policiacos. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)

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