Achacan a “El Memín” larga lista de ejecuciones en Cancún

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CANCÚN, MX.- Como un temible y desquiciado criminal es considerado Bernardo González Castillo (a) “El Memín”, porque además de descuartizar a sus víctimas también “cocinó” a quienes ejecutaba durante su largo y sanguinario comportamiento criminal, como comandante de las “Fuerzas Especiales Zetas”.


El grupo criminal que encabezó cometió más de 31 ejecuciones de las cuales sólo “El Memín” ejecutó a más de 20 de las víctimas.
“El Memín” se jactaba de ser uno de los “Pozoleros” del grupo de “Los Zetas” por la forma en que los cocinaba en tambos llenos de ácido. Varios de ellos localizados en el rancho San Juan, ubicado en terrenos del poblado de Leona Vicario hace dos semanas.
Su perturbado comportamiento criminal generaba que le diera lo mismo ejecutar a un cómplice, conocido o no, en un área verde o en el interior de un domicilio.
Y se le ubicó como uno de los sicarios tan violentos que con sadismo metía los cuerpos de los que ejecutaba para “cocinarlos” en tambos metálicos que llenaba con ácido, hasta esperar que los cuerpo se deshicieran paulatinamente hasta quedar sólo el esqueleto.
De los residuos que se acumulaban, los introducía en bolsas de plástico negras para basura. Y con toda la sangre fría los abandonaba en las esquinas para que los recogiera el camión de la basura y se los llevara. Ya que las bolsas herméticamente cerradas al ser arrojadas al camión recolector contribuyeron a desaparecer los restos y cualquier posible huella de las víctimas.
Otro de los procedimientos que empleaba era el fuego para incinerar los restos de los cadáveres, para borrar toda huella que pueda ser localizada y con ello evitar la ubicación de los cuerpos de las víctimas.
Sádico y brutal en sus ejecuciones, así operaba González Castillo, quien con su negra mente criminal llevó a cabo más de 20 asesinatos en donde lo mismo descuartizaba, cocinaba y decapitaba a sus víctimas, fueran hombres o mujeres.
Lo mismo orquestaba “levantones” y golpeaba con brutalidad a tablazos a sus víctimas a quienes terminaba ejecutando a su antojo, lo cual le valió ascender en su carrera criminal sirviendo a “Los Zetas”.
Saciaba su furia, y su imparable sed de sangre, en cada ejecución, en la que de acuerdo a su desquiciada mentalidad aplicaba un método criminal distinto. Todo ello con el apoyo del grupo de sicarios que lo acompañaba, le servía, apoyaba y complacía en todas y cada una de sus indicaciones.
El amplio y oscuro mundo del crimen organizado fue para Bernardo González Castillo el entorno adecuado para su turbia carrera criminal.
Y quienes lo conocieron y forman parte de la amplia e interminable cadena del crimen organizado, que abarca desde el narcomenudeo, las operaciones de compra-venta de droga al por mayor, las extorsiones, chantajes, levantones, secuestros express y todas aquellas turbias acciones señalan que el comportamiento desquiciado de “El Memín” le valió para “ascender” cada vez más en el escalafón criminal.
Ejecución por ejecución, Bernardo González Castillo, enmarcó su nombre en medio de sus acciones sanguinarias que cimbraron a la ciudadanía y que trascendieron a nivel nacional por el sadismo que empleó en ellas.
Su comportamiento criminal estaba acompañado de furiosas emociones que lo trastornaban y lo convertían en un brutal asesino, sin importarle las condiciones de su víctima ya fuera hombre o mujer, joven o mayor de edad.
No había límites para su desquiciado comportamiento criminal, porque lo mismo ejecutaba a un conocido que cometiera errores o ya sea porque estaba marcado como una víctima más para asesinar.
A Bernardo González Castillo, su perturbada actitud le permitía hacer lo que se le antojara y lo mismo podía ejecutar de un balazo a una persona y descuartizarla ya sea en un área verde, o en el interior de una domicilio, e incluso decapitar y colocar la cabeza en posiciones que demostraban un desquiciamiento y sadismo total. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)

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