Desenmaraña periodista Oscar González el complot oficial para proteger a extorsionadores

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El periodista Oscar González publica el miércoles 12 de octubre en El Periódico su columna Café Negro, donde desenmaraña las mentiras propaladas del caso de extorsión a un empresario en Playa del Carmen, donde estaría involucrado de manera directa el hijo de Sergio López Villanueva, representante del Gobierno de Quintana Roo en Playa del Carmen.
Por considerarla esclarecedora y de alto interés para entender este enredado caso, la reproducimos a continuación:

Delincuencia en las entrañas y el hijo pillo

En una extrañísima cuanto insulsa estrategia, la Procuraduría General de Justicia del estado, con probable conocimiento de las autoridades ministeriales, una vez que parecía inevitable la exhibición del grave delito de extorsión con la probable complacencia de los funcionarios, seguido de inenarrables actos de corrupción, inventaron una historia inverosímil, que hicieron circular por los medios de comunicación. Café Negro cuenta con la información que demuestra que, en su desesperación por haber sido cachados en la movida, los funcionarios que debieran estar procurando justicia de acuerdo a las instrucciones del gobernador Roberto Borge Angulo de frenar de una vez por todas a la delincuencia, se dedican a proteger o al menos a liberar a presuntos criminales.
Después de inventar y filtrar desde el Ministerio Público una historia modificada, bajo el mismo número de averiguación previa de la real, pero con víctimas falsas que por supuesto tarde que temprano negarían los hechos, las autoridades de la Procuraduría y los sospechosos implicados, entre los cuales fue detenido y rápidamente liberado el hijo del representante del gobierno del estado en Playa del Carmen Sergio López Villanueva, creyeron que la noticia se diluiría y ¡que viva la impunidad! Pero eso no va a suceder.
Un montaje en el que publicaron con engaños hacia el periódico Quequi y, después, al noticiero radiofónico Enfoque Radio -incluida una hipócrita y falsaria entrevista de Sergio López con David Romero-, el desmentido de sus actos criminales, hizo creer a estos felones que sería suficiente, amén de la indiferencia de las autoridades ministeriales, y el ya cesado director de Averiguaciones Previas de la Subprocuraduría Leopoldo Cruz Navarro, bajo el consabido argumento de “motivos de salud”. Un teatro en el que las prioridades eran liberar a los delincuentes -cuánta lana habrán soltado, o vienen soltando desde quién sabe cuándo, ¡vaya usted a saber!- y exculpar al hijito del funcionario del gobierno estatal, sin siquiera someterlo a los mínimos procedimientos de ley.
La delincuencia organizada al parecer está empozada en las entrañas del gobierno de Quintana Roo, con funcionarios corruptos que dieron patente de corso a su prole, hijitos delincuentes de los que no es la primera vez que lamentamos sus tropelías, en el Ministerio Público y, en general, en la Procuraduría estatal, que por la frivolidad e inoperancia de sus jefes, al permitir que una peligrosa banda de extorsionadores visitara los separos sólo para saludar a los cuates, para después ser dejada en libertad a pesar de la flagrancia con la que fueron pillados en sus felonías, harán imposible el cumplimiento de las esperanzadoras promesas del gobernador Borge.
La historia ya es muy conocida, aunque con nombres cambiados: una persona recibe mensajes y llamadas de extorsión, con la exigencia de entregar una cuantiosa suma. El “arreglo” que el valiente empresario -el auténtico, no el ejidatario playense del cual tomaron prestado el nombre los angelitos de la procu, para desviar la atención- fue la entrega de dos camionetas, pero ya se había montado un operativo para capturar a los bandidos, el cual resultó rotundamente exitoso. Es de no creer: por un lado los elementos de campo rinden magníficos resultados y, por el otro, en las altas esferas las componendas dan al traste con la heroica lucha contra el crimen.
El Ministerio Público integra un expediente tan intencionalmente defectuoso que con toda claridad está destinado a dejar libres a los inculpados, a pesar de la flagrancia de los delitos cometidos. Así sucede, pero en la Procuraduría “le dan el avión” al agraviado, y filtran a la prensa notas distractoras y atenuantes, protegiendo celosamente a los delincuentes, mismos a los que franquearon tan alegremente las puertas de la cárcel.
Si la Procuraduría está para salvar criminales cueste lo que cueste, ¿qué cabe esperar como resultado de su “combate” a la delincuencia? Estamos perdidos.
Y al momento, el padre del principal implicado diciéndole a David Romero que uno de los delincuentes no era su chofer, cuando en realidad entre los detenidos estaba nada más y nada menos que su propio hijo, señalado por los integrantes de la banda como su líder. ¡Y exige al procurador que se llegue al fondo del asunto en las investigaciones, mientras que fueron precisamente los muchachitos de Gaspar Armando los que permitieron la huida de su hijito, en una típica componenda extralegal acordada en los corrillos del poder!
Es un asco. La verdadera víctima, un prominente ciudadano quintanarroense, inversionista y generador de empleos, recibió promesas y obsequiosas seguridades de que se habría de hacer justicia, luego de que tras el intento de extorsión, por su valentía, el empresario lo convirtió en una celada contra los criminales, pero evidentemente, seguro por estar involucrado el hijo de un alto funcionario estatal y muy probablemente por el poder corruptor de la mafia, los delincuentes están libres y dispuestos a seguir explotando la inmunidad que les otorgó en este sonado caso la Procuraduría General de Justicia del Estado, al ser liberados a pesar de la flagrancia de su crimen, merced a una averiguación previa deliberadamente deficiente.
De todos, al menos de muchos lo habríamos pensado antes que del ex ombudsman y ex magistrado del Poder Judicial estatal Gaspar Armando García Torres. El poder corruptor y las fuerzas oscuras, a qué dudar, no conocen límites.
(Fuente: Oscar González/Café Negro-El Periódico)

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