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Muy pronto, quedaron en evidencia los sistemas de Protección Civil de la entidad, tanto del Gobierno del estado, como de los ayuntamientos.
Las reunión previas, siempre son puro “roooollo”.
Todos dicen que ya están listos en que lo que le corresponden.
Pero sólo en tacos de lengua.
Por ejemplo, cuando aún el huracán está a unos 400 kilómetros de Cancún, se desataron los conflictos, con el abasto de gas. La demanda del combustible provocó tumultos y el cierre de la avenida López Portillo.
Las instalaciones de los comités, al inicio de la temporada, son pura pantomima, y los huracanes, siempre agarran con los dedos en la puerta a las autoridades.
La lección de “Wilma” no ha sido aprendida.

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