CHETUMAL, MX.- En plena contingencia por la amenaza del huracán Rina en la entidad, Francisco Flota Medrano y Domingo Flota Castillo, alcaldes de Bacalar y José María Morelos, se fueron juntitos de “gira de trabajo” a París, Francia, valiéndoles un cacahuate el destino de sus municipios y la seguridad de sus gobernados.
En un acto cínico, que no puede ser entendido por el sentido común de la ciudadanía, los dos alcaldes empacaron sus maletas y se fueron muy campantes a la “ciudad luz” acompañados de un funcionario de medio pelo de la Sedari, Juan Manuel Mauricio Leguizamo, pretextando que asistieron a un curso de trabajo en beneficio de sus municipios.
Mientras tanto, miles de personas de los municipios de Bacalar y José María Morelos se debatían entre la incertidumbre por la amenaza del huracán Rina, cuya trayectoria aún no estaba definida cuando estos flamantes gobernantes ya gozaban de un platillo “gourmet” en algún restaurante de alta cocina francesa.
El hecho detonó cuando por medio de un boletín se dio a conocer que desde el pasado lunes 24 de octubre, ya con la amenaza de Rina encima, el alcalde Domingo Flota se fue de viaje a París, claro, por razones “plenamente justificadas”; en el mismo boletín se informa que regresará hasta el próximo 5 de noviembre.
El comunicado decía que el alcalde fue a una “misión sobre intercambio de experiencias en torno al aprovechamiento sustentable de los recursos en Francia”, lo que consideró más importante que estar al lado del pueblo ante la amenaza de un huracán.
Sin embargo, fuentes confiables informaron a este medio que Domingo Flota no se fue solo a Francia, sino que lo acompañó el flamante presidente del Concejo de Bacalar, Francisco Flota Medrano, quien demostró que la integridad de los bacalarenses le importa tanto como el costo del kilo de papa en Timbuctú.
Y es que Francisco Flota y su acompañante Domingo Flota se fueron muy calladitos, tratando de ocultar su partida. A punto de ser descubierto Domingo Flota decidió hacerlo público mediante un boletín de prensa, justificando su imperdonable ausencia, hecho que detonó en los medios y lo expuso al escarnio público.
Con todo y eso, su colega Francisco Flota Medrano se mantuvo en silencio pero aún así se supo que de igual manera andaba admirando la Torre Eiffel, confiando en que la divina providencia cuidara de los bacalareños, porque él no lo hizo.
Para los ciudadanos, esto es inaceptable y manifestaron su rechazo a la falta de conciencia y ética de sus alcaldes, que no se ocuparon de proteger a su municipio por irse de paseo en momentos donde su presencia es fundamental para dirigir los comités municipales de protección civil y para tomar decisiones.
Afortunadamente para Francisco Flota Medrano y Domingo Flota Castillo, sus municipios salieron bien librados de esta amenaza, pero su actuación como gobernantes dejó una profunda decepción que no será olvidada fácilmente. (Fuente: Periodistas Quintana Roo)
