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A pesar de esforzarse por aparentar ser un tipo rudo, el director de la cárcel estatal de Cancún, Higinio Sánchez Baltazar, quedó ayer, literalmente, como niño regañado.
Y es que, en el casi un año que lleva como alcaide, no sólo no ha podido poner las cosas en orden, si no que cometió un terrible error, que le costaron tremendos regaños al militar.
De entrada, es absurdo que su subdirector, Juan José Ucán Aké, y un custodio, sean los únicos lesionados en el motín de ayer.
Es demasiado que la segunda autoridad de la cárcel sea de los lesionados en la riña y peor aún, que los dos únicos lesionados, sean del bando que se encarga de cuidar la penal.
Pero, lo que es inconcebible es cómo como Higinio, Capitán Segundo de Infantería, permitió que un camión de refrescos ingrese sin más al penal.
Este camión que fue saqueado al calor de enfrentamiento entre Pelones y Zetas, pudo haber sido usado como “Caballo de Troya” en esta cárcel que está que arde.
Demasiada ingenuidad del militar.

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