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Y quien sigue en su mundo de caramelo es Julián Ricalde.
Insiste en presumir su carnaval.
Pero, la realidad es que perdió más de lo que ganó, claro, en términos de popularidad.
No solo miles trabajadores tuvieron que aguantarse el estrangulamiento de la ciudad, durante la celebración, si no que los “puestos” se quedaron unos días más
Y la verdad, que haya sido un carnaval, carnaval, pues no. Más bien pareció una feria de pueblo.
Pero, si echando a perder se aprende y si en verdad Julián y su equipo quieren hacer a Cancún una de las capitales carnestolendas, pues que empiece de una vez a organizar la edición de 2013.

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