Joaquín Oliva Alamilla es todo un caso de los que apuestan a la desmemoria colectiva y terminan ganando.
De repente, Joaquín Oliva Alamilla se volvió el paladín de los ‘desplazados’, de los locales desplazados en cargos públicos por recién inmigrados.
El presidente de la Asociación de Profesionistas en Quintana Roo se volvió héroe al reivindicar causas nobles en el sur estado, con consignas como justicia, transparencia y equidad.
Muchos creyeron en Oliva Alamilla, que finalmente dejó plantados a sus cándidos seguidores, que incluso convocaron a una marcha, el mero 8 de octubre, la cual no se realizó.
Aunque en realidad, a Oliva Alamilla, que suena para ser magistrado del nuevo Tribunal de Justicia Administrativa, esos temas como transparencia y eficiencia no parecen ser su fuerte.
El nuevo adalid de las causas nobles estuvo al frente de la Contaduría Mayor de Hacienda (lo que ahora es la Auditoría Superior del Estado) de abril de 1996 a diciembre de 2002.
Es decir, que el tal Oliva Alamilla jamás detectó alguna irregularidad en las cuentas de Joaquín Hendricks.
O no es cierto lo que dicen de Joaquín Hendricks o Joaquín Alamilla, más que auditor, fue maquillista.
Tampoco vio nada malo en los gobiernos municipales de la época como el de Magaly Achach, en Cancún.
Por lo pronto, va por su segundo aire como ‘vigilante’, ahora en el Tribunal de Justicia Administrativa.
