MUERE NICANOR PARRA A LOS 103 AÑOS: Pesar en Chile por el fallecimiento del llamado antipoeta, contemporáneo de Neruda

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Este martes, el antipoeta e ícono de las artes en Chile, Nicanor Parra, murió a los 103 años.

El autor de “Poemas y antipoemas” (1954) pasó los últimos años de su vida en su hogar en el balneario de Las Cruces, aunque su deceso se produjo en su casa de la comuna de La Reina.

Eso sí, en 2017 debió cargar con el robo de sus cuadernos originales, donde escribió un sinnúmero de anotaciones diaramente entre los años 90 y 2000, además de la desaparición de una fotografía que Pablo Neruda le regaló personalmente.

 

Los hitos

Hijo de Nicanor Parra, profesor primario y músico, y de Rosa Sandoval, tejedora y modista de origen campesino aficionada al canto de música folclórica, desde niño Nicanor fue estimulado por su familia para dedicarse al arte popular. En 1927 fue matriculado en el Liceo de Hombres de Chillán, donde cursó hasta el quinto año de Humanidades, de acuerdo al antiguo sistema educativo chileno. Allí leyó a poetas modernistas y chilenos, como Manuel Magallanes Moure por ejemplo, y comenzó a escribir sus primeros versos, siguiendo el barroquismo sentimental y retórico de los autores que lo influenciaron.

En 1932 se fue de su casa para mudarse a Santiago, donde cursó el último año de secundaria en el Internado Nacional Barros Arana, financiado por una beca de la Liga de Estudiantes Pobres. Ahí entabló amistad con Jorge Millas, Luis Oyarzún y Carlos Pedraza, con quienes tuvo gran afinidad artística. De acuerdo a lo que dijo en vida el poeta, es en este internado donde comenzó a gestar las ideas de lo que años más tarde derivaría en la antipoesía.

En 1933 ingresó al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, donde estudió matemáticas y física. Y para financiar sus estudios, Parra trabajó junto a Millas y Pedraza como inspector de su antiguo internado, mientras que en 1935 los tres amigos fundaron la Revista Nueva, distribuida entre los inspectores, profesores y alumnos del internado. En ella Nicanor publicó su primer cuento, titulado “Gato en el camino”, un irreverente texto en verso libre que le valió una amonestación del rectorado. Por esa época, además, comenzó a interiorizarse de la obra de artistas a los que no tenía acceso desde Chillán: poetas chilenos y españoles contemporáneos, traducciones de los surrealistas franceses y otras vanguardias europeas como el dadaísmo.

En 1937 egresó del Instituto Pedagógico y retornó a Chillán para ejercer como profesor de matemáticas y física en el Liceo de Hombres. Ese mismo año publicó su primer poemario, “Cancionero sin nombre”, obra por la cual recibió elogios de la poetisa Gabriela Mistral y por la que obtuvo al año siguiente el Premio Municipal de Santiago. El terremoto de Chillán de 1939 adelantó su regreso a Santiago, donde continuó dando clases de matemáticas y física en su antiguo internado, a la vez que aparecían antologías con algunos de sus poemas, “8 nuevos poetas chilenos” (1939) y “Tres poetas chilenos” (1942). A eso se suma que seguía investigando nuevas formas de poesía. Cabe mencionar que gracias a una beca otorgada por el Institute of International Education, en 1943 viajó a Estados Unidos para estudiar un postgrado en mecánica avanzada en la Universidad Brown.

Regresó de Estados Unidos entre 1945 y 1946, como físico especialista en indeterminación y relatividad, para incorporarse como profesor titular de mecánica racional en la Universidad de Chile. Poco después, en 1948, fue nombrado director interino de la escuela de ingeniería de dicha casa de estudios, cargo que ocuparía durante 20 años.

En 1949, gracias a una beca del Consejo Británico, se fue a estudiar cosmología por dos años a Oxford, Inglaterra, con el connotado científico Edward Arthur Milne. Si bien asistía poco a clases, su estadía en dicho país se prolongó hasta 1952, tiempo durante el cual tuvo la oportunidad de leer a diversos escritores europeos clásicos y de adentrarse en el psicoanálisis. Durante este viaje contrajo matrimonio con la sueca Inga Palmen, quien lo acompañó de regreso a Chile. El mismo año de su vuelta a la nación, se unió con el poeta Enrique Lihn y el artista Alejandro Jodorowsky para montar “Quebrantahuesos”, una exposición de poesía mural realizada con recortes de periódicos donde utilizaron la técnica del collage.

Las experiencias vividas en el extranjero, en países más desarrollados y con culturas tan distintas a la de Chile, fueron fundamentales para la gestación de su segundo poemario, “Poemas y antipoemas” (1954), donde el autor irrumpió con el nuevo concepto de “antipoesía”, el cual se oponía a toda la poesía tradicional entonces imperante en su país, encabezada por Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Pablo de Rokha. A partir de esta obra y esta nueva manera de hacer poesía, el autor comenzaría una intensa actividad literaria y se comenzaría a hacer conocido a nivel nacional e internacional.

En las décadas de 1950 y 1960 sigue viajando e interiozándose de otras culturas, además que sus obras empezaron a traducirse otros idiomas. El corolario de su gran avance se dio cuando la influencia de su propuesta estética sobre la cultura nacional le valió obtener el Premio Nacional de Literatura en el año 1969.

Durante la dictadura militar de Augusto Pinochet, Parra decidió, para evitar las represalias y la censura, alejarse un poco de la antipoesía para desviar su atención hacia el ecologismo político, y a través de él poder criticar al sistema desde un enfoque no ideológico y, por lo tanto, menos riesgoso. En 1975, el único número de la revista Manuscritos reprodujo “Quebrantahuesos” (1952) y sus textos inéditos “News from nowhere”. Los años siguientes asumió el alter ego del predicador Domingo Zárate Vega (1898-1971) en sus trabajos “Sermones y prédicas del Cristo de Elqui” (1977) y “Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui” (1979), a través de los cuales realizó críticas sutiles a la dictadura.

Después del retorno a la democracia en Chile, en 1990, se reactivaron los reconocimientos en su nombre. Hacia 1992 realizó una exposición visual junto al poeta Joan Brossa en Valencia y diversas instituciones y personas particulares intentaron postularlo al Premio Nobel de Literatura en tres ocasiones, los años 1995, 1997 y 2000, sin gran éxito. Eso sí, en 2001 fue galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de España. (FUENTE: TELETRECE)

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