Por Leslie Gordillo | Fotos y video por Gonzalo Zapata
CANCÚN, MX.- La fiesta de la Candelaria, que se celebra cada 2 de febrero, es una mezcla de tradiciones prehispánicas y católicas. El tamal (del náhuatl tamalli, que significa envuelto) es un nombre genérico dado a varios platos americanos de origen indígena preparado generalmente con masa de maíz cocida envuelta en hojas de la mazorca o de la misma planta de maíz, plátano, bijao, maguey, aguacate o incluso papel aluminio o plástico.
Pueden llevar o no relleno, el cual puede contener carne, vegetales, chile, frutas, y salsa.
La venta de tamales es algo habitual en cualquier punto del país, pero el dos de febrero es sin duda el de mejor venta, incrementándose hasta en un 80 por ciento.
“Está un poco atareado, pero divertido, en lo que cabe la gente busca los tamales el día dos de la Candelaria, de la Virgencita y pues aquí estamos trabajando… Vendemos estilo México y oaxaqueños, pero lo que más se vende es estilo México, en salsa verde y rajas con queso”, explicó Juan Carlos García, quien vende con su familia desde hace años en el mercado 23.
Los antepasados conmemoraban el primer día del año azteca en honor a Tláloc, Chalchiuhtlicue y Quetzalcóatl, y en sus ofrendas se colocaban tamales por ser elaborados de maíz, considerados hijos de la madre Tierra cocidos en el interior de ollas de barro con forma esférica llamada en náhuatl “comitalli”.
Estilo DF, oaxaqueños, yucatecos, sonorenses, de dulce en bolillo, la guajolota o fritos, e incluso ahora que está de moda, veganos y orgánicos, variedades hay para todo los gustos hasta para el paladar mas exigente, como los gourmet, lo importante es disfrutar de la gastronomía mexicana y deliciosas tradiciones.
