MEXICO.- Tulum se inaugura como noveno municipio de Quintana Roo con los peores augurios sobre su porvenir. En los años siguientes tendrá diez veces más de sus actuales casi 20 mil habitantes en su ciudad cabecera, escasez de agua, contaminación que genera la irracional explotación de sus recursos naturales, mucha inversión descontrolada, enorme contaminación e irrefrenable corrupción.
Los mismos intereses que capitalizaron Cancún, Playacar y la Riviera Maya ahora vuelcan sus afanes, en pos de ganancias millonarias, hacia Tulum. No importa la ecología, se atropellan el hábitat, la cultura y los vestigios de la civilización maya. Ellos determinarán quién gana las elecciones para alcalde en el primer trimestre de 2009.
Convertirlo en municipio y separarlo de Solidaridad hizo que en Tulum, como los cangrejos, todo marche para atrás. Y como los cangrejos que ya no tienen caminos para regresar al mar desde lo menguado que aún se conserva de sus manglares, esteros y lagunas (se lo impiden carreteras, construcciones nuevas, bardas contra la creciente inseguridad), la vida de la flora, la fauna y los recursos naturales está agonizando.
En Tulum la alcaldía saliente autorizó el último día de su mandato un plan de desarrollo urbano francamente espurio, pues ya ni siquiera iban a aplicarlo quienes entonces gobernaban y que fueron sustituidos a finales del año pasado por un consejo municipal provisional integrado por ocho representantes del PRI, dos del PAN y uno del PRD, todos encabezados por Víctor Mass Tah.
Todos ellos convivieron antes siquiera de tomar posesión con Emilio y Omar Díaz Castellanos, dueños del Grupo DICAS, quienes han sido favorecidos de mil maneras por el gobernador Félix González Canto:
—Primero les aportó para su proyecto los terrenos que pertenecían a la Universidad de Quintana Roo en un precio ridículamente bajo.
—El proyecto Downtown Tulum – Maya Zama integra un Campo de Golf, un centro comercial y otros atractivos que incluyen hotel. Las membresías comenzaron a venderse antes de que el desarrollo fuese aprobado por las autoridades.
Se empleó una estrategia para encubrir las intenciones del proyecto, que fue el de “ampliación urbana” en vez de cambio de uso de suelo.
—Cuando el Cabildo saliente aprobó el plan de desarrollo urbano de Tulum en las últimas horas de gobierno, incumplió todos los acuerdos consensados y firmados con la comunidad tulumense, pues inclusive aumentó la densidad urbana de la zona del proyecto.
—Grupos de geodésicos vinieron de Austria y Dinamarca utilizando un geomagnetómetro para que el gobierno pudiera supuestamente determinar, desde el espacio aéreo, si había o no cavidades con agua en la zona del campo de golf, pero se trucaron los resultados para “comprobar” que el agua corre por el subsuelo circundante, excepto en el sitio que interesa al gobernador González y a los Díaz Castellanos.
Colusión de la delegación
En un principio la Manifestación de Impacto Ambiental presentada por el Grupo DICAS fue rechazada por burda, pero finalmente la aprobó la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), cuya delegación en Quintana Roo desoyó las advertencias de más de media docena de agrupaciones ecologistas y de ciudadanos de Tulum.
Documentos de opositores al proyecto afirman que la delegación de la dependencia federal otorgó la autorización apoyándose en información falsa, tergiversada, y en franca violación a los propios criterios ecológicos del plan regulador del desarrollo de la región llamada Corredor Cancún/Tulum.
Por increíble que parezca, un recurso interpuesto por los pobladores de Tulum para impugnar el proyecto Down Town fue admitido por la delegación de la Semarnat, pero ésta les exigió depositar una fianza por 15.2 millones de pesos “como garantía”, en caso de que la empresa tenga la razón.
El plazo para que los ciudadanos inconformes presentaran esa fianza era de cinco días, según oficio que firmó en noviembre el delegado de la Semarnat en Quintana Roo, Ramón Eduardo Rosado Flores. (Fuente: El Financiero)