CANCÚN, MX.- La carestía de las cosas, los aumentos y la inflación debido a la depreciación de la moneda mexicana obliga a repensar el valor de la muerte, ya que las cifras por morirse en este país cada día se elevan más: los pobres pueden pagar de entre 12 y 15 mil pesos, los ricos hasta 200 mil pesos en un sepelio, pero todo aumenta día con día.
La muerte no deja de ser un negocio y los comerciantes que viven en este sector se soban las manos porque aumenten sus ingresos, pues las condiciones obligan a ir cada días más alto sobre los insumos y sobre los productos.
Los cajones, sepulturas, flores, trámites y hasta el cobro por los rezos es cada se encarecen.
luación realizada entre los principales “prestadores” de servicios funerarios en la urbe cancunense, Notimex encontró que morirse puede costar en promedio de entre 12 y 70 mil pesos y que éstas empresas monopolizan los servicios, como es costumbre, el negocio está controlado por pequeño grupo de personas que ofrecen comisiones a hospitales, ambulancias y hasta ministerios públicos cuando les asignan en accidentes o incidentes.
La muerte llega de repente y quienes no están preparados o han previsto mecanismos para cubrir su partida se enfrentan a la incongruencia de que estas empresas no ofrecen financiamiento, por ello, los servicios son de contado y no admiten pagos postergados.
Notimex cuestionó sobre este tema a diferentes personas sobre los costos de un funeral, Elisa Pech, originaria de Yucatán, quien estaba en el cementerio Jardines de Paz señaló, morirse en Cancún es muy caro, nosotros no tenemos dinero, murió mi hijo, y tuvimos que pagar más de 17 mil pesos, no pudimos llevarlo a mi pueblo.
Las cosas se complican con la muerte, porque los mexicanos establecen diferentes ceremonias y formas durante los sepelios, hay quienes incluyen música, comida y alcohol y esto complica el presupuesto del evento.
Manuel Ramos, tabasqueño y quien sepultó recientemente a su yerno tras un accidente de carrera señala, el fallecimiento del esposo de mi hija nos costó más de 55 mil pesos, los daños del vehículos, los traslados y movimientos durante el accidente, la preparación del funeral y llevar el cadáver hasta su tierra a Veracruz fue carísimo, para colmo, mencionó, su seguro de vida es por 30 mil pesos.
La evaluación realizada por esta agencia obtuvo como resultados que un féretro de madera de pino -el más económico, dependiendo de la funeraria- puede costar de entre 7 y 15 mil pesos, dependiendo de los materiales interiores y un cajón de madera aglomerado con adornos pero con ciertos detalles puede valer de entre 11 y 18 mil pesos.
María Eugenia Nolazco, quien enviudó recientemente informó que la enfermedad de su difunto marido y su defunción alcanzaron un coste de más de 150 mil pesos, el finado era abogado y falleció por cáncer en una institución de seguridad social, el costo del féretro de metal, la sala de velaciones y los servicios del sepelio fueron demasiado, apuntó.
Y es que una corona de flores también varia, dependiendo del tipo de flor que se elija y si una docena de rosas puede costar 120 pesos, un arreglo funerario se puede elevar de entre 300 y 4 mil 500 pesos, con leyenda impresa por computadora.
Al menos unas 15 florerías tienen este tipo de encargos y varían los costos, pero las flores pueden ser importación y en ocasiones se pueden colar insumos como hojas de palmera, aditamentos y hasta colorantes, por ello las coronas tienen un costo tan amplio.
Lorena González y Raymundo Vera dieron una sentida despedida a su hijo, quien falleció de una enfermedad crónica degenerativa, aun con la pena hablaron sobre la circunstancia y comentaron que el costo por todo el problema fue de más de 80 mil pesos, debido a que pidieron que se esperaran por dos días en la funeraria hasta la llegada de los familiares de la señora quienes se desplazaron desde Puebla, Guanajuato y Estado de México.
El tema de los gastos por trámites y usos de cementerios se ha duplicado en los últimos tres años, según confirman los propios prestadores, ya que se pagan derechos e impuestos por usos de los sitios y si bien algunas empresas ofrecen sepulturas que pueden costar de entre 12 y 30 mil pesos, dependiendo del panteón, el derecho por la estadía es de dos años, ya que una propiedad a perpetuidad puede costar hasta 50 mil pesos.
Los procesos funerarios se antojan cada vez más modernos y si bien una cremación cuesta solo seis mil pesos, pocas personas buscan este servicio, ya que una cripta en un templo católico puede variar también en algunas iglesias locales su evaluación es de entre 12 y 18 mil pesos, sin embargo la urna de cenizas y las ceremonias de la misa y los rezos puede costar hasta de entre 4 mil y 10 mil pesos.
Los propios entrevistaron hablaron también sobre el cobro de los curas que acuden a las misas de cuerpo presente y se prestan para rezos posteriores y rosarios, ya que cobran de entre mil 200 pesos hasta 5 mil dependiendo su tardanza.
Morir es caro en este país, las tareas del negocio tiene altos dividendos, según un encargado de un cementerio local de clase media dijo que cada funeraria tiene en promedio 12 sepelios mensuales, lo que en una tasa media alcanzan ganancias superiores a los 330 mil pesos mensuales.
Sobre festividades, ceremonias y ritos posteriores, en los destinos turísticos como Cancún, no se explota este proceso tradicional entre las culturas indígenas y cristianas, los procesos de interrelación cultural marcan con mayor presencia y fuerza representativa la ceremonia de halloween, de origen anglo-sajón y la población compra disfraces, productos y prácticas muy cercanas a esta festividad muy distante de las costumbres indígenas de la región.
Son muy pocos los sitios, más que nada comunidades rurales de la periferia turística, donde se pueden encontrar vestigios tradicionales de las festividades del Hanal Pixan (comida de las ánimas) que marcan los tiempos de la cercanía de los difuntos con el mundo de los vivos.
En el caso del parque temático Xcaret, ofrece espectáculos, organiza eventos y presentan artistas que implican el paso de esta ceremonia, entregando una idea estilizada y diferente a las propuestas naturales que los grupos mayas de la región peninsular han defendido y conservado por muchos años.
En la zona peninsular de Yucatán, el Hanal Pixan es tan fuerte como la tradición del carnaval, sin embargo los grupos indígenas son los que mantienen firmes sus tradiciones y que de manera amplia continúan mezclando ya no tanto como antes con la cultura religiosa católica, sino que ahora con la avasalladora cultura estadounidense y cuyo rostro de marca con gran presencia en estos destinos turísticos construidos para este sector.
Todo en los sitios turísticos es moderno y relativo, morirse también implica impuestos, se moldea y se modifica, se transforma y muta para pasar a ser un ejercicio más de diversión y no encuentro social-cultural y religioso, como lo ha sido en otros puntos y latitudes de este país. (Fuente: José Cortázar Navarrete/Notimex)