TULUM, MX.- Por la presunta venta fraudulenta de terrenos nacionales, fraude y despojo, en medio de un discreto operativo que realizaron elementos de la Policía Judicial del Estado (PJE), detuvieron para su presentación al ex delegado municipal del poblado Manuel Antonio Ay, Luciano Canché Cupul, ya que con anterioridad se pasó “por el arco del triunfo” los tres citatorios que la autoridad ministerial le habían enviado, aunque en calidad de presentado, permaneció al menos tres horas en los separos en lo que rendía su declaración.
Uno de los agraviados, que dijo llamarse Luis Rodríguez Durán, denunció que muchas personas allegadas al entonces delegado del poblado Manuel Antonio Ay, Luciano Canché Cupul, en lugar de aprovechar los beneficios de regularización de títulos de propiedad, que ofrecía el programa “Procede”, prefirieron los ejidatarios invadir predios privados y nacionales.
De acuerdo a información del Ministerio Público, hace algunos meses se presentó una denuncia en contra de Luciano Cupul Canché y los responsables de pequeñas propiedades, que ha permitido que el multicitado ex delegado, siga con la venta fraudulenta, afectando a cientos de propietarios de terrenos nacionales.
Se hace mención que este problema se recrudece a partir de que la empresa S.A.T.T. que desde hace unos años viene realizando trabajos de regularización en diferentes ejidos de la Zona Maya y zona de transición del municipio de Tulum.
Dicha empresa dio inicio a los trabajos de regularización de la tenencia de tierras ejidales del Ejido de Manuel Antonio Ay, empresa que por cierto tiene el apoyo del ex subdelegado municipal Luciano Canché Cupul.
En las denuncias ya presentadas, el cual provocó la orden de presentación, Canché Cupul, utilizando los sellos de la Delegación Municipal y argumentado que no tiene documentos que lo acrediten propietario de más de 350 hectáreas, pero sí la posesión pacífica e ininterrumpida por 10 años, se ha dado a la tarea de fraccionar y vender lotes de terrenos nacionales, propiciando con esto los llamados cinturones de miseria. (Fuente: diario Quequi)