CANCÚN, MX.- La tarde del 17 de noviembre del año pasado, Juan Carlos Tarabay Castillo alias “El 20”, recibió la confirmación de la información que días atrás había recibido de la red de “Halcones” que tienen los Zetas en la Secretaría de Seguridad Pública de Cancún.


En la información se destacaba el nombre de Miguel Angel Puch de la Cruz, comandante del sector 9 de la policía municipal, y con ello su suerte fue marcada por el crimen organizado.
El policía preventivo tenía que morir. Las razones eran sencillas para la célula de “Los Zetas”. Por un lado estaba el hecho de que se trataba de un policía incorruptible y eso causaba temor y escozor al interior de la policía municipal.
Por el otro, se sospechaba que Puch de la Cruz estuviera dando información sobre la red de policías que se volvió a constituir al interior de Seguridad Pública, tras la detención de Francisco Velasco Delgado y el asesor del alcalde Boris del Valle Alonso.
Al día siguiente, por la mañana, la noticia corrió como pólvora. Miguel Puch de la Cruz había sido acribillado a las afueras de su domicilio, lugar donde se encontraron más de 80 casquillos de arma larga.
Los primeros en enterarse fueron los propios policías municipales. Ellos sabían exactamente lo que sucedería luego de haber entregado parte de la información solicitada por Tarabay Castillo, quien únicamente se encontraba en la plaza para fiscalizar el movimiento del grupo de sicarios pertenecientes al cártel del Golfo en esos días.
Por ello es que ordenó la muerte de Miguel Puch de forma inmediata y sin dudarlo un instante. Ante la presencia fuerte del Ejército copando los movimientos de la célula delictiva, no se podía dar el lujo de esperar más tiempo, ya que ni él ni los “Halcones” de Seguridad Pública sabían con exactitud cuánta información había ya pasado el comandante del sector 9.
Una vez decidida la operación, “El 20” se apersonó en la casa de seguridad de los Zetas ubicada en la Supermanzana 50, en la calle Tepich. Ahí se encontró con Joel Cantera Torres, uno de los sicarios que participó en el asesinato.
Dentro del paquete de información que había recibido el “auditor” de “Los Zetas”, se encontraba un croquis con la vivienda de Miguel Angel Puch de la Cruz, al igual que un itinerario con todos sus movimientos.
Con esos datos no había porque esperar más y ahí mismo se fraguó el asesinato. Sin embargo, el único error que cometieron ambos sicarios fue mantener la presencia de Greici Lizbeth Vargas Rivera, prostituta de oficio y convertida en “pantera”, grupo femenino al servicio del cártel del Golfo.
Tanto Cantera Torres como Juan Carlos Tarabay nunca se imaginaron que días después de perpetrar la ejecución de Miguel Angel Puch de la Cruz, la mujer de tan sólo 19 años que trabajaba en Plaza 21 y que fue tomada como “compañera” de parranda de Joel Cantera, sería quien los delataría ante los militares seis días después de cometido el crimen.
Fue así como el 25 de noviembre un grupo de Inteligencia Militar y la Procuraduría General de la República cateó la casa de la Supermanzana 50 y detuvo a Cantera Torres, quién tenía consigo el croquis de la casa del comandante Puch, ejecutado el 19 de noviembre.
Ante la traición de la “Pantera”, Juan Carlos Tarabay Castillo alias “El 20”, tomó una decisión más antes de salir de Cancún para fiscalizar las ciudades de Mérida y Villahermosa en los días posteriores.
Era sencillo. Ordenó torturar al máximo a Greici Lizbeth Vargas Rivera y cortarla en pedazos, para que el mensaje quedara claro en todos aquellos que sirven al grupo delictivo y no tienen forma de salir: La traición se paga caro. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)

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