CHETUMAL, MX.- En esta ocasión, alrededor de 820 mil ciudadanos tienen en sus manos el poder de elegir entre Roberto Borge Angulo (PRI, PVEM y Panal), Gregorio Sánchez Martínez (PRD, PT, Convergencia), y Alicia Ricalde Magaña (PAN) a quien deberá dirigir el estado para el periodo 2011-2017.


Sin embargo, ha sido una tónica cotidiana que vote únicamente la mitad, o menos de la mitad, de los anotados en la lista nominal del Instituto Federal Electoral.
La noche del jueves, Beto Borge fue el primero en iniciar su campaña, el viernes le siguió Greg Sánchez y el sábado lo hará Licha Ricalde. El 30 de junio terminarán su proselitismo para entonces someterse al escrutinio de los votantes el 4 de julio, fecha en la que, además, serán electos 25 diputados y nueve presidentes municipales, con sus respectivos Cabildos.
Durante la jornada electoral, 10, 850 funcionarios se encargarán de atender las mil 521 casillas. Y ella deberá acudir los 820, 090 electores (o mucho menos si nos atenemos que en julio de 2009 el abstencionismo fue de casi 70%).
El mayor peso de las votaciones se concentran en los cuatro distritos de Benito Juárez con sus 401 mil 388 electores, y los 161 mil 563 de los cinco distritos de Othón P. Blanco. Los de menor peso, de entre 14 a 91 mil electores son los siete municipios restantes.
Desde 1975 a la fecha, el Partido Revolucionario Institucional ha despachado en Palacio de Gobierno.
Conforme ha ido creciendo la población y han aparecido partidos ampliando la competencia política, para el PRI se ha reducido de manera importante el margen de votación obtenido a su favor.
Jesús Martínez Ross, Pedro Joaquín, Miguel Borge Martín, y Mario Villanueva Madrid, se dieron el lujo de ganar con hasta 99 por ciento de la votación, pero desde Joaquín Hendricks, y después con Félix González Canto, este récord bajó hasta la mitad o menos (45 y 40%).
Los resultados de las últimas votaciones y la posibilidad de una alianza entre cuatro partidos hacía temer al tricolor una elección competida con posibilidades de derrota en la correspondiente a la gubernatura, pero a partir del fracaso de las negociaciones de la “megaalianza”, sobre todo del PRD y PAN, el PRI volvió a respirar con tranquilidad.
Con base a los resultados de procesos electivos anteriores, si los cuatro partidos hubieran ido juntos entonces su votación superaría el 50 por ciento, que hubiera dejado abajo al tricolor, sin embargo, separados no representan un peligro real para la gubenatura, pues los márgenes de votación del PAN y PRD (los dos más grandes, ha fluctuado entre 17 y 36%).
Sumados los votos obtenidos (por separado), el PRD y PAN, en la elección de gobernador en 1999, alcanzaron un gran total de 120 mil 821 sufragios (53%) en tanto que el PRI ganó esa contienda con 100,325 sufragios (44.4%).
En 2005 se formaron dos bloques, el del PAN y Convergencia, y el PRD y PT. De no haber estado separados hubieran ganado la contienda con 185 mil 673 votos (56%), pero como cada par fue por su lado fueron derrotados por la alianza PRI-PVEM, que obtuvo 133 mil 456 votos (40.6%).
El escenario político de esos años obviamente era distinto, al igual que el número de pobladores y votantes de esta entidad, y sin duda en esta ocasión (además de la carga especial que representa que haya elecciones en otros 14 estados en lo que resta de este año), jugarán un papel importante el abstencionismo que elección tras elección se hace cada vez más grande -en julio de 2009 fue de casi 70%-, el paquete fiscal (aumento del IVA, IDE), el gasolinazo consecutivo, la guerra contra la delincuencia, la enorme miseria, desempleo y la profunda decepción ciudadana hacia todos los partidos políticos sin excepción, sin exentar los escándalos en los que está envuelto el candidato perredista. (Fuente: diario Quequi)

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