CANCÚN, MX.- El crimen organizado en Quintana Roo se ha transformado y se ha extendido. A partir del 2010 ya no se trata de extorsionar y amenazar a empresarios con secuestros, sino que el “mercado” se ha extendido para todos aquellos que se dedican a delinquir, en especial a secuestrar.


Y ahora en ese “mercado” han entrado de lleno los ejidatarios, los dueños de la tierra en Quintana Roo. Este era un núcleo cerrado por naturaleza, marcado por el tiempo y siempre alejado (siempre detrás) de cualquier incidencia política.
Sin embargo, ese camuflaje ha dejado de funcionar. Los ejidatarios han quedado a la vista y ahora se han convertido, también, en víctimas de la delincuencia organizada en el estado, sobre todo en el norte de la entidad, a pesar de que en su mayoría, no forman parte de la sociedad económica alta.
Para ejemplificar esto, basta con recordar los casos del ejidatario de Isla Mujeres Humberto Lara González, conocido bajo el alias del “Indio Blanco”. También está el caso de Irene García May, hija del ejidatario de Solferino, Lázaro Cárdenas, Remigio García Canul.
“Es una realidad que no podemos negar”, sostiene el delegado de Alfredo V. Bonfil, Javier Briceño. “Hay ejidatarios que salen a decir que tienen muchos terrenos y miles y miles de pesos cuando no es cierto, y eso simplemente ha perjudicado a nuestro gremio, en Holbox, Chiquilá, Bonfil, Puerto Morelos y Leona Vicario”.
En tanto, Francisco Mendoza explica, de manera conservadora, cómo se vive ahora la situación. “Nosotros en Puerto Morelos consideramos que todos estamos en riesgo en Quintana Roo por el tema de la inseguridad”. Y añade, “sin embargo, si hay que reconocer que en ese todo también están los ejidatarios”.
Para las delegaciones de Puerto Morelos, Alfredo V. Bonfil y Leona Vicario, los dueños de terrenos en esos puntos del municipio, el riesgo ha comenzado a crecer. Y de manera considerable.
Los ejidatarios, el nuevo “mercado” del secuestro
En Alfredo V Bonfil saben quién actúa bien y quién actúa mal. También saben quiénes tienen dinero y quiénes aparentan tenerlo. Y ahora también saben quiénes ya han sido amenazados con ser secuestrados o “levantados”, a pesar de que nadie quiera reconocerlo.
“En la delegación no tenemos reportes de que algún ejidatario haya sido amenazado e incluso secuestrado. Mucho menos alguien que haya presentado una denuncia, pero lo que sí es que todos estamos padeciendo la inseguridad al igual que los demás cancunenses y quintanarroenses”, afirma el delegado de esa demarcación, Jorge Briceño.
Entre los bonfileños, hay un lema que sostiene algo muy claro: Bonfil es muy aparte de Cancún, lo que sucede ahí, se resuelve ahí y punto. Así lo asimilan todos los habitantes de la delegación perteneciente al municipio Benito Juárez.
El problema es que ante la creciente ola de inseguridad, muchos han comenzado a desesperarse por tener tierras en un sitio cuyas leyes se han formado muy alejadas de la autoridad municipal.
De hecho, se trata de una de las delegaciones más grandes de Quintana Roo, al contar con 28 mil hectáreas de área en terrenos ejidales. Las tierras de Bonfil incluso han servido para construir la ampliación del Aeropuerto Internacional de Cancún para poner un ejemplo de su tamaño y alcance.
“Somos una de la delegación más grande Quintana Roo pero no la más grande. Hay muchas tierras, así que hay muchos ejidatarios, son gente pudiente aunque no millonarios, no sé por qué ahora se maneja eso de que los ejidatarios son un nuevo mercado”, aduce el delegado de Bonfil.
Asimismo, Javier Briceño indica que de los 210 ejidatarios registrados en Bonfil, sólo 20 realmente podrían ser considerados dentro de la categoría de propietarios de capital con fuerza dentro del sector pudiente.
“Es una mentira que los ejidatarios tengamos dinero o seamos millonarios. Esas declaraciones de hace días de un ejidatario donde afirmaba que tenemos dinero y miles de pesos nos ha hecho mucho daño y la verdad nos ha afectado demasiado”.
“En Bonfil somos 210 ejidatarios, de los cuales a lo mucho 20 tienen capital de fuerza, son pudientes. Los demás, textualmente lo digo, estamos jodidos porque vivimos al día”. Añade el entrevistado.
En tanto, la misma situación se vive en Leona Vicario, donde María Oliva Medina indica que son 384 ejidatarios registrados y de los cuales, el 30 por ciento podría entrar en la categoría de un sector económico alto.
En esa delegación, la cual cuenta con el área ejidal más grande del estado al tener de extensión de tierra 68 mil hectáreas, los ejidatarios viven de la madera y esperanzados en los apoyos casi nulos del gobierno municipal.
“Aquí la gente vive de la madera. Están esperanzados en los apoyos que puedan llegar por parte del gobierno municipal y a través de los programas estatales y federales. No hay gente que tenga mucho dinero por aquí”.
Sin embargo, Oliva Medina reconoce que al igual de las otras delegaciones, la inseguridad la viven todos los habitantes y aunque no se han registrado casos o se han escuchado secuestros de ejidatarios de Leona Vicario, la realidad indica que ese núcleo social comienza a vivir en la incertidumbre general originada por la inseguridad.
Y en ese mismo punto también está la delegación de Puerto Morelos, donde los ejidatarios luchan constantemente para colocar, vender y movilizar sus tierras en medio de una crisis financiera que afectó de manera considerable al sector inmobiliario, principal cliente de los ejidos.
De acuerdo con Francisco Mendoza, delegado de esa demarcación, los ejidatarios de se lugar son gente que trabaja todos los días por encontrar sustento, por lo que es difícil llegar a conocer casos de secuestro o extorsiones.
Empero, acepta que al incrementarse de manera considerable el margen de maniobra de la delincuencia organizada, es posible que se den situaciones donde ejidatarios de ese lugar pudieran verse afectados al igual que los empresarios y ciudadanos quintanarroenses. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)

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