CHETUMAL, MX.- En las pasadas elecciones, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) pasó de anticipar carro completo a lamentar derrotas en las que las responsabilidades se reparten desde el gobernador hasta llegar a quienes no cumplieron sus encomiendas políticas, en una amalgama que evidencia que el voto cruzado del priismo fue para cobrar facturas por las incapacidades políticas de funcionarios del gabinete y del partido político, la represión a los mayas, la desatención de sus comunidades, así como producto de las divisiones internas y del envío de operadores vinculados al ex gobernador Joaquín Hendricks Díaz que nunca se interesaron en su partido porque sólo buscaron sacar provecho a costa del PRI.


Así lo consideran diversas voces del priismo conforme van sacando cuentas de los resultados de la pasada elección, ya confirmados por los cómputos definitivos de votos, puesto que observan que mientras en ciudades como Chetumal, Cancún y Playa del Carmen el abstencionismo fue mayor, en las zonas rurales la gente salió a votar contra un sistema de gobierno priista que los ofende desde hace años, sobre todo cuando incompetentes operadores políticos arribaron al poder de la mano de Joaquín Hendricks Díaz y ahora volvieron a presentarse en esas demarcaciones para ser la cara visible del PRI.
La presencia de esta incompetencia política no fue remediada por Félix González Canto, porque lejos de que algunos de esos funcionarios que llegaron con Hendricks Díaz fueran removidos, nuevamente ocuparon encomiendas de atención a la sociedad, pues debe recordarse que funcionarios como Cora Amalia Castilla Madrid, Jesús Armando Liogon Beltrán, Víctor Alcérreca Sánchez, por citar algunos, desde entonces despachan en distintos puestos claves, sin que tampoco cumplieran las encomiendas que se les dio de nuevo y hoy el PRI paga las consecuencias de ese abandono.
Por eso, consideran que el gobernador cargó con el lastre del hendricksismo y hoy el PRI padece las consecuencias de la inoperatividad política de los funcionarios heredados del pasado sexenio, como la actual presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI, Cora Amalia Castilla Madrid, y enviados como operadores políticos como el titular de Intraestructura y Transporte de Quintana Roo, Víctor Alcérreca Sánchez; o ex munícipes como Mario Chuc Aguilar, Moisés Pacheco Briceño, Cristino Flota Castillo, todos los cuales desatendieron las indicaciones recibidas y se dedicaron a socavar las instrucciones para hacer ganar a los candidatos priistas.
Los resultados del 4 de julio dejaron en claro que actos como la represión que sufrieron los campesinos mayas en la madrugada del 24 de noviembre del año pasado, cuando reclamaban el pago de un seguro antisiniestros, por órdenes de Castilla Madrid desde la Secretaría de Gobierno, no fueron olvidados, y si bien se atacó indiscriminadamente a cerca de 200 hombres del campo, esa afrenta fue tomada como propia por esa comunidad maya, más cuando al sitio de ataque nunca llegó la funcionaria y sólo se limitó a enviar a otra gente de Hendricks Díaz: Jesús Armando Liogon Beltrán.
Liogon Beltrán ha demostrado desde que indebidamente fue incrustado el 5 de abril de 2005, (de acuerdo con la información que emitió Unidad de Transparencia dependiente del Ejecutivo, en aquel año), ha tomado el poder en el Gobierno para satisfacer sus intereses personales, desde la Subsecretaría de Desarrollo Político de la Secretaría de Gobierno.
Liogon Beltrán, lejos de plantear la unidad de los hombres del campo, generó una serie de enconos y enfrentamientos, sobre todo para el municipio de Lázaro Cárdenas, un municipio que gobernado por el PRI, pasó a manos del PAN, incluso con la mayor votación en Lázaro Cárdenas, donde el abandono y los choques que provocó Liogon Beltrán llevaron a los hombres del campo a lograr una votación del 76.76 por ciento, en tanto que en José María Morelos este civismo fue del 71.91 por ciento, y en Felipe Carrillo Puerto el 67.4 por ciento, de acuerdo con las cifras de los cómputos definitivos de las elecciones de gobernador, diputados y Ayuntamientos.
Y estos hechos provocaron que ese descontento lleve a los hombres del campo a realizar un voto cruzado contra el PRI, porque en la votación electoral, en el Distrito XV, correspondiente a Lázaro Cárdenas, fue el más participativo, con un 76.75 por ciento, seguido del Distrito VI, correspondiente a José María Morelos, con 71.91 por ciento; Distrito VII, correspondiente a Felipe Carrillo Puerto, con 67.04 por ciento; el distrito XIV, correspondiente a Isla Mujeres, con 56.56 por ciento.
Estos resultados confirman el desencanto de los campesinos mayas ante tanto desdén y desinterés, puesto que después de la represión de la protesta en Felipe Carrillo Puerto, no existió de parte de la Secretaría de Gobierno, encabezada por la ahora dirigente del PRI, Cora Amalia Castilla Madrid, ninguna operación política para sanar las heridas que el exceso en su reacción había dejado.
Los priistas consideran que tampoco se tomó en cuenta entonces el enorme vacío que se demostró que existía en la zona maya por la falta de operación de la Confederación Nacional Campesina (CNC), la otrora importante organización que servía de gestor de las demandas de los habitantes de las zonas rurales, un vacío que se mostraba con la movilización que han buscado llenar organizaciones de nuevo cuño, como Antorcha Campesina, y los partidos políticos opositores al PRI.
La herida abierta por la represión de los campesinos que protestaron en Felipe Carrillo Puerto generó la base de aceptación para las propuestas de voto antipriista no sólo en ese municipio, sino en toda la región rural de la entidad, y esto permitió que las divisiones en el PRI por la designación de los candidatos a presidentes municipales pudieran abonar a la derrota histórica del partido gobernante en los que antes consideraba los bastiones de su “voto verde”.
Las cuentas pendientes con el campesinado y las divisiones internas del PRI en José María Morelos, Felipe Carrillo Puerto y Lázaro Cárdenas, recibieron el abono de la soberbia de los candidatos a presidentes municipales y también de la incompetencia de los delegados enviados por el Comité Directivo Estatal del PRI, que no tuvieron capacidad para encontrar la conciliación y el orden en el choque de grupos, que finalmente llevaron a la derrota.
Lo que no comprenden algunos priistas es cómo, si ya en puestos de gobierno los pupilos de Joaquín Hendricks Díaz, como Moisés Pacheco Briceño, habían demostrado su incompetencia, se les asignaron tareas políticas de importancia, como la de fungir como delegados municipales del PRI, en contiendas que se daban en contextos de descontento social y división partidaria.
La inoperatividad de estos funcionarios heredados del hendricksismo no sólo quedó demostrada en esos municipios, sino también en la ribera del río Hondo, a donde el titular de Sintra y ex secretario de Desarrollo Agropecuario, Víctor Alcérreca Sánchez, fue enviado como operador político para tratar de salvar la campaña del PRI, siendo la derrota ante el PRD la muestra de que no fue eficaz en su encomienda.
Esa misma incapacidad quedó probada por Jesús Armando Liogon Beltrán, que se fue a “vender espejitos” al candidato del PRI a diputado del Distrito XI, Carlos Cardín Pérez, a Cancún, convenciéndolo con el cuento de que presionando al Consejo Distrital habría de lograr revertir a su favor el resultado adverso, lo cual no ocurrió a pesar de sus aspavientos y vociferaciones.
Es pues el menosprecio que desde el gobierno se tuvo con los bastiones priistas en el campo, el que se revirtió contra los candidatos priistas a presidentes municipales, combinado con la puesta en manos de las tareas claves de operación política en funcionarios incompetentes a los que el gobernador Félix González Canto incluyó para pagar una cuota política a Joaquín Hendricks Díaz y que finalmente terminaron por traicionar no sólo al mandatario, sino al propio PRI, una de las aristas de la derrota del tricolor en las elecciones municipales, de la cual no terminan de reponerse sus militantes. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)

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