CANCÚN, MX.- La cárcel de Cancún es un polvorín de crimen, corrupción y muerte. Tras los dos últimos asesinatos registrados al interior del penal y que las autoridades carcelarias y la Secretaría de Seguridad Pública Estatal han intentado “disfrazar” cómo hechos aislados e incluso suicidios, varios reos han determinado hacer frente al grupo de los “Zetas” que domina el lugar.
CANCÚN, MX.- Más abusos al interior de la cárcel de esta ciudad, en el que permanecen “secuestradas” cinco personas en una área conocida como “La Oficina”, en donde por más de 30 días los han mantenido sin salir y durmiendo en sillas por órdenes del líder de la cárcel conocido como “El Beto”.
Además, la razón por la que fueron amontonados y sin permitirles bañarse fue sólo porque vendieron un celular sin permiso, lo cual demuestra el índice de violencia y corrupción que permiten las autoridades carcelarias.
La permanente violación a los derechos humanos de los presos de la cárcel pública se hace con conocimiento y causa de las autoridades responsables de este centro penitenciario. Todo con tal de beneficiarse, ya sea por cuantiosas sumas de dinero o por favores sexuales que les brindan los internos.
Así es conocido por los presos de la cárcel. Así ha quedado establecido en el sistema entre la mancuerna que se sostiene entre el director de la cárcel-líder del “autogobierno”. Puede cambiar el nombre del director y también del líder.
Pero las condiciones establecidas por la población carcelaria de esta ciudad se mantienen y persisten de forma permanente, no permiten que se rompa.
Este pacto o acuerdo criminal, es impuesto por los principales “comandantes” que rodean al líder del autogobierno en turno. Y no hay autoridad, mucho menos la intención de corregir y al menos evitar la gran cantidad de abusos que ahí se cometen día a día, minuto a minuto y en cada rincón de la cárcel.
Entre las cinco personas que ahí permanecen, en un encierro que viola los derechos humanos y la dignidad como personas de los presos, sólo se impone la voluntad criminal del líder del autogobierno, ahora en manos de “El Beto” y sus secuaces, como “El Pelón”, “El Huevos” y “El Mayuyo”.
“La Oficina” es un área controlada por ellos, y la habilitan como su propio centro de castigos.
Esta zona se ubica cerca del área de enfermería, a poco más de 10 metros.
En esa zona las víctimas del momento han permanecido sin bañarse, sin salir y durmiendo durante más de 30 días en una silla..!
De las autoridades carcelarias, no hay esperanzas, temen intervenir y no tienen autoridad, y mucho menos control de lo que ocurre al interior de la cárcel.
Ya que sólo se preocupan por su imagen, en hacer declaraciones y no investigan, y mucho menos intervienen. Por la sencilla razón de que no tienen autoridad al interior y porque el control está en manos de los líderes de los internos, que en este caso recae en “El Beto” y sus “comandantes”. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)
Hasta el momento la violencia es considerable, debido a que se intenta silenciar a ex policías que fueron detenidos y que están relacionados con el grupo delictivo como parte de su estructura criminal.
El problema que enfrentan estos ex elementos, son los señalamientos en su contra por acciones en contra del grupo y muchos de ellos son considerados como “panochones”, es decir informadores de la SIEDO y del Ejército.
De hecho, al interior del gabinete del gobierno del estado, se maneja ya el hecho de que la cárcel de Cancún no tiene autoridad y no existe actualmente un control hacia la población de internos.
Incluso, el pasado 18 de enero el secretario de Gobierno, Eduardo Ovando Martínez, reconoció la corrupción entre los funcionarios y el personal del penal en el municipio Benito Juárez.
Estas fueron sus palabras “La infiltración en los cuerpos de seguridad es muy clara y en ese sentido hay que seguir trabajando para limpiar los cuerpos de seguridad”.
El secretario de Gobierno aceptó que la cárcel de Cancún es bastante complicada debido a que no cumple con las condiciones para albergar a internos que purgan condenas del orden federal.
“La cárcel de Cancún siempre ha sido complicada, pues un centro penitenciario no cumple con los requisitos suficientes de seguridad, sobre todo por los delincuentes que se encuentran ahí”.
Eduardo Ovando Martínez, también comentó que hasta ahora el gobierno federal no ha definido si continuará en pie el proyecto de crear una cárcel federal en esa ciudad.
La peligrosidad de la cárcel de Cancún
El último informe del secretario Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública dejó al descubierto cifras escandalosas en el sentido de que Quintana Roo ocupa el último lugar con un porcentaje de cero por ciento en criterio de operación acorde al modelo nacional e infraestructura de cárceles, mientras que en los criterios de recursos humanos especializado tan sólo uno por ciento y seis por ciento en el avance de su marco normativo.
Por estos motivos, se estableció que la entidad en los dos últimos años, conforme a los informes anuales de la dependencia federal, reporta cero por ciento en cumplimiento de metas y avances en materia de seguridad y readaptación social en las cárceles.
En un punto del informe, la cárcel de Cancún aparece como peligrosa y riesgosa para la población de internos, ya que no hay una jerarquía legal para imponer control.
Actualmente se sabe que existe un grupo delictivo dentro de la cárcel comandado por un sujeto apodado “El Beto” que maneja a placer el penal y que tiene una relación directa con los “Zetas”.
Cabe señalar que los últimos cuatro directores de la cárcel han estado involucrados en escándalos de corrupción y dos de ellos se encuentran detenidos. El primero de ellos es Marco Antonio Mejía López, quien fue recluido en el penal de mediana seguridad en el “Rincón” Nayarit. El segundo es Jorge Mendoza Argüelles, quien fue acusado recientemente por el delito de evasión de reos.
En lo que concierne al control de la cárcel este lo tiene el autogobierno de los reos, el cual ha dejado una estela de muerte. De septiembre del año pasado a la fecha, cinco reos han muerto dentro del penal.
Aunque las autoridades carcelarias se han esforzado en minimizar los hechos, es una realidad que la cárcel se ha vuelto un polvorín y puede ser que en cualquier momento explote la situación al interior del inmueble. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)