CHETUMAL, MX.- Despedidos injustificadamente y con el pago incompleto de los días trabajados, 34 obreros que edificaban el planetario frente al parque “Biouniverzoo” anunciaron que interpondrán denuncias formales ante las autoridades competentes debido al fraude que la empresa “Prodeurba” ha cometido en contra de ellos.
No obstante que les fue prometido que este miércoles a las 4 de la tarde en punto les pagarían completo su dinero, “incluso con horas extras”, cuando los obreros llegaron el portón este se encontraba bajo cadena y candados. Desde el interior el resto de los empleados -los que aceptaron el anticipo de 300 pesos- permanecía expectante de lo que hacían sus compañeros en el estacionamiento del zoológico, hablaban y tomaban fotos con sus celulares.
Inquietos, molestos y ofendidos, los obreros sin embargo no respondieron a los intentos de provocación que desde el interior les eran dirigidos, en una aparente estrategia de los encargados de la obra que buscaron el abrigo del “divide y vencerás”.
En tanto fotógrafos de la dirección de comunicación social del ayuntamiento aguardaban extrañamente cualquier reacción de los inconformes, cosa que no ocurrió y finalmente se marcharon en un vehículo compacto de color rojo y con logotipos del municipio.
No obstante la paciencia de los inconformes rindió frutos, ya que una hora y quince minutos después, Gabriel Tello Baeza, cabo de obra, les indicó que les pagarían ya pero que tendrían que hacer fila y entrar de dos en dos “para mantener el orden”, se justificó.
Los primeros dos entraron, pero les fue ordenado salir por otro lado en un intento por evadir el contacto de los mismos con la prensa, sin embargo los siguientes buscaron mostrar los resultados de su espera.
Roger Olán de Dios, proveniente de Juan Sarabia, llevaba seis meses trabajando para Prodeurba. “Fui el primer carpintero que empezó a trabajar aquí en el planetario y no me dieron nada, simplemente me pagaron la semana que me debían y me dijeron que ya no hay trabajo, que ya estuvo y que por eso me despedían, que por el relajo que metimos ayer”, señaló.
“No me quieren liquidar y no me quieren pagar mis días completos, todo el tiempo trabajé sin seguro, sin nada, te engañan que tienes seguro y cuando vas al hospital a consultar no estás afiliado, no hay nada, te dan una hoja que ellos escanean por computadora y le cambian el nombre nada más para decirte que ya te afiliaron, pero es todo una mentira”, denunció al tiempo de advertir que presentará una denuncia penal por el fraude que la empresa quiere efectuarle.
David Álvarez Cervera, Regidor del Ayuntamiento de Othón P. Blanco, se presentó al lugar para investigar el estado de las cosas y luego de recibir múltiples denuncias de los obreros pidió a los encargados de la construcción acceso al lugar. “Abra la puerta, por favor”, -“No puede pasar” le contestó al otro lado Imelda Colín Martínez, “Soy una autoridad del municipio, ¿Me abres la puerta?”, insistió el Regidor, -“No puede pasar, es propiedad privada”, sostuvo la mujer, “¿Cómo que es propiedad privada?, ¡Esto es del pueblo!”, le espetó Álvarez Cervera al tiempo de que los obreros le decían: “si usted quiere abrimos” y recibieron la aprobación.
La malla metálica cedió a los golpes de martillo y el pequeño contingente logró entrar, “estos señores merecen recibir su dinero y por exigirlo los van a castigar, los van a perjudicar en sus derechos laborales, ni les están pagando completo”, les recriminó el Regidor.
Daniel Oznaya, quien se ostentó como jefe de seguridad del zoológico acudió a interceptar al Regidor que le cuestionó su estancia en la construcción. “¿Usted que hace aquí amedrentando a los trabajadores?”, preguntó el Regidor, a lo que Oznaya le respondió: “Usted debe saber que el Bando de Policía y Buen Gobierno establece el orden en las propiedades municipales, usted debe saber como regidor, sí lo sabe verdad o ¿No lo sabe?”, luego de eso recibió una llamada en su celular y él con sus subordinados se dirigieron rápidamente al interior del parque y ya no se les volvió a ver.
Los trabajadores fueron formados entonces frente a una mesa en donde sentado en una silla estaba un contador que no se identificó y que era el encargado de entregarles su pago incompleto a los obreros, no sin antes exigirles firmar una lista donde supuestamente constaba la cantidad recibida. Una vez que se cercioró de que todo estaba en orden y les pagarían a los empleados, el regidor se marchó y dejó con su teléfono la promesa de atender cada caso personalmente hasta que les paguen hasta el último centavo que les corresponde.
Por el otro lado de la misma mesa, parada, la esposa de uno de los encargados de la obra -quien tampoco se identificó- permanecía al acecho con otra lista para cobrar por la comida que a los obreros les obligaban a comprarle diariamente a razón de 50 pesos la orden más 10 por el agua.
“Esa señora es esposa del patrón y una vez que me vino en mi plato de comida una cucaracha, regresé y le dije patrona miré lo que me está dando de comer…hay que hago ¿Le doy otro plato? ¡No!, ¿Para qué! ¿Me va a dar otra cucaracha o qué? No más no fui a salubridad porque me corrían pero alguien debe pedirle su tarjeta sanitaria para poder ofrecer alimentos, porque nos vendía pura porquería y ya ve, ni nos paga completo su marido pero bien que la mando a cobrarnos”, dijo un obrero.
Así, cabizbajos y molestos desfilaron a la salida los 34 trabajadores, con su paga incompleta, rasurada y revictimizados por el monopolio de la venta de comida convertido en negocio redondo para Luis Samos -quien no se apareció para nada- y su mujer.
A las seis de la tarde con 15 minutos, el último obrero cobró lo que pudo, lo que le quisieron dar, a sabiendas de que todos se quedaron sin trabajo pero con la intención de entablar acciones legales en contra de sus explotadores. (Fuente: Periodistas de Quintana Roo)