CANCÚN, MX.- El estudio que realizó el Observatorio de Violencia Social y de Género de Benito Juárez, titulado “La Trata de Personas en el Sector Turístico”, para la Secretaría de Turismo federal, contiene datos importantes sobre dicho fenómeno en cuatro centros vacacionales del país como Puerto Vallarta, Acapulco, Riviera Maya y Cancún, en este último se estima que de cada mil sexoservidoras, 300 son menores de edad.


El estudio que fue dirigido por Marisol Vanegas, fue presentado y entregado a la Sectur en febrero pasado, y se compartió el jueves pasado con las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), ya que de acuerdo a investigaciones de la Comisión Especial de Lucha Contra la Trata de Personas en San Lázaro, Quintana Roo se ubica en el primer lugar a nivel nacional en el mapa de la explotación sexual seguido por Jalisco, en donde se estima que hay al menos tres mil víctimas de trata de personas.
Cancún y Puerto Vallarta, cuentan con una amplia variedad de establecimientos nocturnos para adultos, que operan tanto en la zona turística de la ciudad como en el centro, ya que en el caso de Cancún, tiene una zona de tolerancia.
Algunos datos significativos que revela el estudio, de acuerdo al control sanitario en Cancún, es que de cada mil sexoservidoras, 300 son menores de edad, aunque en el momento del levantamiento del estudio 350 adolescentes asistían regularmente a sus estudios de control, pero que se admite que existe una cifra negra por la existencia de negocios clandestinos.
Este estudio que fue elaborado para la Sectur, señala que la trata de personas es un fenómeno que ha tenido un crecimiento inusual en los últimos años, al haber una relación estrecha con la actividad turística, incluso es visible a través de ofertas de paquetes de viajes que incluyen servicios sexuales.
De acuerdo al documento, las principales modalidades de trata de personas en Cancún y la Riviera Maya son: explotación sexual comercial infantil, prostitución forzada, explotación laboral y redes de mendicidad.
En materia de explotación sexual comercial infantil, en Cancún y Playa del Carmen se mantienen en la clandestinidad, debido a que los establecimientos son disfrazados por lo que son aprobados y regulados por la autoridad, otro de los factores de las víctimas de este delito es que sufren abusos sexuales al interior de las familias, porque en su mayoría se prostituyen, sin contar que enfrentan rezago educativo, violencia familiar como forma de vida, abuso físico y emocional, por lo que incluso los “enganchadores” suelen ser personas de su propia familia que se involucran con redes organizadas de explotación sexual.
Los servicios se ofrecen vía internet y medios impresos locales, pero como servicios de acompañantes para centros de masajes y empresas de modelaje, mientras que el contacto directo entre los usuarios, es decir, entre los turistas, nacionales o extranjeros y residentes y la “oferta” son los empleados de establecimientos nocturnos, trabajadores de hoteles, taxistas y “representantes”, aunque también es claro que la pobreza es uno de los factores determinantes.
Mientras que la prostitución forzada también ha tenido arraigo en Cancún y Playa del Carmen, ya que el estudio revela que es frecuente encontrar a jóvenes y mujeres adultas, que ingresan al negocio de la prostitución a través de redes estructuradas, ya sean las que vienen de comunidades rurales, o de zonas urbanas pobres y las extranjeras que llegan con engaños y promesas de trabajo falsas hacia establecimientos de “table dance”, bares y centros nocturnos.
Redes y reclutamiento
Debido a que se tuvo evidencia de que cientos de mujeres extranjeras que ingresan a las redes de prostitución forzada no pueden salir, porque son amenazadas de reportarlas a las autoridades migratorias, además de que se les retiene el pasaportes, entre otros, que la complicidad entre los dueños de los establecimientos “tolerados” como en Plaza 21 en Cancún, y las autoridades migratorias, municipales y de salud, es evidente.
Otro de los problemas identificados con la realización del estudio del Observatorio y que dirigió Marisol Vanegas, es que personas de comunidades indígenas también son reclutadas en sus lugares de origen con la promesa de que tendrán buenos trabajos, sin embargo se incorporan al sector de la construcción, a redes de mendicidad y al servicio doméstico.
Sin contar con que sus condiciones de vida son precarias al estar en el hacinamiento, campamentos y sin atención médica, obtienen salarios bajos y sin condiciones de seguridad, otras prácticas relacionadas con la explotación laboral o bajo condiciones no pactadas son la firma anticipada de renuncias “voluntarias”, el empleo de empresas “pagadoras” para evitar el pago de prestaciones y acumulación de antigüedad, la práctica.
En este trabajo de investigación se habla de que en Cancún y en Playa del Carmen existen redes organizadas encargadas de reclutar y coordinar personas sobre todo indígenas de Chiapas y Oaxaca para pedir limosna en la vía pública, y se concluye que la autoridad municipal tolera y consiente la mendicidad, y en algunos sectores, también se beneficia económicamente, debido a que policías y sus mandos reciben cuotas de protección para permitir esta práctica.
En Cancún se estima que existen dos tipos de redes: de indígenas chiapanecos y originarios de Guatemala para la mendicidad y venta de dulces; al igual que de discapacitados, ciegos y de ancianos, incluso con más de 200 integrantes entre vendedores de artesanías, de dulces y mendigos que producen recursos diarios importantes por concepto de “comisiones”.
Los grupos más comunes involucran desde bebés de tres meses de edad hasta adultos mayores de más de 75 años, este diagnóstico se deriva del estudio realizado por el Observatorio de Violencia Social y de Género de Benito Juárez, para la Sectur, ya que incluyó también los destinos turísticos como Puerto Vallarta y Acapulco. (Fuente: El Periódico)

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