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No ha sido, como era de suponerse Cancún, la ciudad que le ha dado más dolores de cabeza al Gobernador Roberto Borge.
De hecho, Benito Juárez, aunque es el municipio más poblado de la entidad y tener un gobierno del PRD, no le ha significado mayor sobresalto al Gobernador y los conflictos se le están acumulando en la apacible, dócil y relejada Chetumal.
Primero estuvo “lo de Simón“, que terminó convirtiéndose en un “problemón” para el Gobernador, no por la dificultad para hallar a la simpática mascota, sino porque el desbordado operativo de la localización provocó un profundo enojo de los chetumaleños.
Ahora está la crisis derivada por la muerte de un policía estatal, por dos escoltas del General Bibiano Villa.
A los chetumaleños, para nada les habían gustado los desplantes de Villa y su grupo de escoltas, mientras que la clase política capitalina se sintió aún más desplazada por el grupo que llegó junto con el General.
Pero donde las cosas aun estuvieron más severas, fue dentro de la tropa de la Policía Estatal Preventiva, con la que jamás el General logró ganar autoridad moral.
Chetumal se está convirtiendo en el “Waterloo” del inquieto Beto Borge.

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