CHETUMAL, MX- En los últimos cuatro meses, los delitos que azotan a la zona sur de la entidad han ido en incremento, pues casi todos los días los delincuentes entran a robar en las casas habitación sin que nadie los moleste y, además, en menos de 15 días, han sido asesinadas tres personas, una fue estrangulada y las otras dos murieron a consecuencia de disparos con arma de fuego, todo esto ante la ineficiencia de la Secretaría de Seguridad Pública, cuyo titular, General de Brigada retirado Carlos Bibiano Villa Castillo, no ha tenido estrategia para prevenir estos hechos delictivos.


A la llegada de Villa Castillo a la Secretaría de Seguridad Pública, la ciudadanía esperaba resultados mejores; sin embargo, las cosas empeoraron, ya que integrantes de los grupos criminales que operaban en la ciudad de Cancún se dieron el lujo de llegar a la zona sur de la entidad, especialmente en la ribera del río Hondo para realizar sus actividades ilícitas, como es el asesinato del contratista Juan Terrones Vargas, de 64 años de edad, ocurrido en el ejido Cocoyol.
Dicha persona desapareció el 9 de agosto del presente año, y luego fue hallada muerto en un paraje solitario del mismo ejido. La Policía Judicial del Estado atribuyó el crimen a dos integrantes del grupo criminal “Los Pelones”, quienes días después del asesinato del contratista fueron detenidos en Cancún por posesión de armas.
Situación que antes no se daba en esta zona, y eso se debe a la ineficiencia de la Secretaría de Seguridad Pública al mando de Villa Castillo, quien alega que la falta de recursos y equipo le impiden hacer bien su trabajo.
Lo cierto del caso es que el trabajo que ha hecho el actual Secretario de Seguridad Pública ha decepcionado a la ciudadanía, tan es así que cámaras empresariales, diputados y la ciudadanía han pedido su renuncia, porque prácticamente no ha hecho nada por prevenir los hechos delictivos que azotan la zona sur de la entidad, especialmente a esta ciudad, en donde los robos a casas habitación están a la orden del día.
Y sobre todo, en menos de 15 días tres personas han sido asesinadas en sus domicilios; primero fue asesinado el exempleado de Telcel, Marcos René Requena Gordillo, de 35 años de edad, cuando se encontraba en su domicilio. De acuerdo a la necropsia de ley, esta persona fue estrangulada.
El 19 del presente mes, el cuerpo de Roberto Antonio alias “Don Beto”, fue hallado en el rancho “El Buen Pastor”, ubicado en la vía Bacalar- Xulhá, en el sur de Quintana Roo, con seis disparos de arma de fuego al parecer de pistola calibre nueve milímetros.
Y el más reciente ocurrió apenas el viernes 22 del presente mes, cuando en una vivienda ubicada en la avenida Venustiano Carranza de la colonia “Las Casitas”, fue hallado el cuerpo del profesor de danza Antonio Modesto Montes Folch, con un impacto de bala en la cabeza producido con un arma de fuego calibre 9 milímetros.
Esto es sólo una muestra del incremento de la inseguridad que se ha dado en lo que va de la administración del secretario de Seguridad Pública, Carlos Bibiano Villa Castillo, quien en cuatro meses al frente de la dependencia no ha dado resultados positivos en la lucha contra la delincuencia.
A todo esto se suman los 39 asaltos a mano armada con lujo de violencia y 42 robos a casa habitación y establecimientos que se han conocido públicamente desde el 5 de abril del año en curso hasta la fecha, sólo en Chetumal, que es la única plaza en el estado donde la prevención del delito en las calles está directamente en las manos del secretario de Seguridad Pública, General de Brigada retirado Carlos Bibiano Villa Castillo, y su gente de confianza, por ser la capital del Estado, pero a pesar de esto nada han podido hacer para frenar el crecimiento de la delincuencia.
Lo peor del caso, es que el propio titular de la Secretaría de Seguridad Pública ha caído en el descrédito, debido al manejo que dio al tiroteo en el que dos escoltas suyos hirieron de muerte al policía estatal Jorge Amir Flota Matos, cuando perseguían al contrabandista Ernesto Alonso de Miguel alias “El Español”, supuestamente para detenerlo.
El Secretario de Seguridad Pública no dijo la verdad de los hechos desde el momento en que ocurrió, sino que incluso intentó inculpar al contrabandista que perseguía de haber disparado contra los policías, hasta que la propia Procuraduría General de Justicia del Estado confirmó lo que habían dicho policías y testigos de los hechos, que fueron sus escoltas los que balearon la camioneta sin logotipos oficiales en la que iban tres policías estatales vestidos de civil.
La conducción del general Villa Castillo generó hasta las críticas de la comandancia de la XXXIV Zona Militar, que advirtió que ya se habían hecho recomendaciones a la Secretaría de Seguridad Pública de no utilizar vehículos sin siglas en operativos, precisamente para evitar confusiones.
Ese mismo hecho terminó por descomponer las ya ríspidas relaciones entre los mandos de Seguridad Pública traídos por el general Villa Castillo desde Coahuila y los comandantes y elementos de tropa de la Policía Estatal Preventiva, que realizaron manifestaciones en Chetumal para pedir la destitución de su propio jefe.
Y posteriormente, esas mismas fricciones se reprodujeron luego en Cancún, donde el subsecretario de Seguridad Pública, Manuel Jesús Cicero Salazar, sometió con abuso de autoridad a policías estatales que habían sido enviados de Playa del Carmen a reforzar el cordón de seguridad en torno al Gobernador del Estado, en una visita a la cabecera municipal de Benito Juárez.
Y por si faltara abonarle más leña al fuego, en los últimos días, el General de Brigada retirado Carlos Bibiano Villa Castillo reveló los motivos de su distanciamiento hacia la tropa policial, puesto que declaró en Tulum que desconfía de la Policía Estatal Preventiva, porque el 90 por ciento de ellos está involucrado con el crimen organizado.
Quizá por estas circunstancias es que la Policía Estatal Preventiva no fue convocada a participar en el operativo en el que la Policía Federal, el Ejército Mexicano y la Policía Judicial del Estado detuvieron a nueve integrantes de una banda de robatráilers, que al aparecer tiene al menos siete años operando en el sur de la entidad y los estados de Yucatán y Campeche. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)

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