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No deja de ser inquietante la extraña relación entre Roberto Borge y Julián Ricalde.
Todo parece indicar que sólo están unidos en la grilla, pero en los temas de gobierno, cada quien jala por su lado y hasta compiten.
Hay quien dice que Julián Ricalde se devaluó ante Borge, ante la degradación de su liderazgo en el PRD.
Ricalde tuvo dos duros reveses en pocos días, luego que su corriente ADN, en las elecciones internas perredistas, perdió la mayoría en el Consejo Estatal y, en el contexto nacional, se redujo a menos de un dígito el que Andrés Manuel López Obrador, al que desdeñó, se haya convertido en el candidato presidencial del PRD.
Ricalde paulatinamente le deja de servir al Gobernador y este distanciamiento se empieza a reflejar en la descoordinación de las agendas de ambos en Cancún.
Por una lado, van las obras rojas y por otra la acciones amarillas.
Se acabó el colaboracionismo de Borge y Julián y ha empezado la contienda política por Benito Juárez.

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