CANCÚN, MX.- El tabasqueño Juan Celso Graniel Romero, empresario restaurantero en Cancún, dueño del lujoso Bovino´s Churrasquería, entre otros, sería también el propietario de Publix Outdoor, la empresa que supuestamente “sorprendió” al Ayuntamiento de Benito Juárez con un triunfo por la vía del amparo para colocar una red de estructuras para anuncios en camellones y áreas públicas de todo Cancún, lo que ha desatado una fuerte crítica ciudadana.
De acuerdo con un reporte del periodista Antonio Callejo, el empresario nunca ocultó sus intenciones a funcionarios del Ayuntamiento.
Por lo contrario, señala que el empresario tiene aparente buena amistad con Sergio Esquivel, actual director de Fiscalización del Ayuntamiento, “a quien Ricalde cuenta entre sus más cercanos colaboradores”, ya que fue su secretario particular y asistente personal durante la campaña en pos del Ayuntamiento.
Asiduo al exclusivo restaurante donde concurren empresarios y funcionarios a “a quienes no les duele pagar la cuenta”, “Sergio Esquivel y Juan Celso suelen saludarse con efusivos abrazos y fuertes palmadas en la espalda”, refiere Callejo.
Y agrega: “Así que, si fue sorprendido Ricalde, al menos lo fue por parte de un buen amigo de sus amigos. ¿Se habrán perdido la confianza? El tiempo dirá si, en contraste, este empresario abusó y les vio la cara de bovinos a los asesores legales de la Comuna”.
Además, el periodista refiere que el empresario estuvo involucrado en un delito, ya que fue detenido cuando circulaba en la carretera con un arma de uso exclusivo del Ejército, motivo por el que fue sentenciado, aunque al final, gracias a sus abogados, logró evitar el castigo.
A continuación reproducimos la columna de Antonio Callejo que empezó a circular esta noche, en la parte donde aborda el tema de los polémicos anuncios de Publix Outdoor y su relación con este empresario:
Por Antonio Callejo
Alguien se hizo bovino (güey) en el Ayuntamiento
El Ayuntamiento que preside Julián Ricalde Magaña se dice perdedor de una batalla jurídica. Y con una especie de fatalismo, informó que decidió doblar las manos y quedar a merced de una empresa de publicidad, que le pagará cuatro mil pesos anuales multiplicados por cada una de las 180 estructuras a colocar en prácticamente toda la ciudad.
La historia merece una reseña por el curioso antecedente que sienta, toda vez que la empresa solicitó hace tiempo permiso para emplazar sus estructuras, pero al “desaparecerse” el expediente, el Ayuntamiento quedó imposibilitado de analizar el pedido. Y se dio por buena la respuesta debido a una figura legal denominada “Positiva Ficta”.
Y aquí déjeme decirle que buceando un poco en el concepto legal de esa figura, encontramos que lo más común es la configuración de una “Negativa Ficta”, que es exactamente lo contrario. Es decir, cuando una autoridad no da ninguna respuesta a una solicitud, debe entenderse que procedió una negación a ese pedido y se llama “Negativa Ficta”.
Aquí resalta que el silencio del Ayuntamiento se convirtió en un “SI”, que fue además ratificado, señala la autoridad, por la Sala Constitucional y Administrativa.
Entonces y en voz del propio presidente municipal, el Ayuntamiento no tuvo más que quedarse cruzado de brazos mientras la empresa Dakota D.J. S.A. de C.V, sembraba la avenida Bonampak con una serie de estructuras destinadas a tapizar de publicidad el primer cuadro de la ciudad, pero con la advertencia de que ese permiso obtenido tan singularmente, les alcanza para colocar hasta 180 más regadas en toda la ciudad.
Y hasta allí con la explicación presentada por el ayuntamiento.
EL DUEÑO DE DAKOTA SENTENCIADO A CUATRO AÑOS
Pareciera que de la nada surgió un particular con la intención de sorprender al Ayuntamiento y a los asesores jurídicos de la Comuna.
Hay que decir que Julián Ricalde Magaña, Karin de la Rosa y Rafael del Pozo, los tres son abogados, por cierto, han manejado el asunto como si no tuvieran ningún conocimiento anterior a este caso.
Pero todo indica que la empresa Dakota D.J. S.A. de C.V. no escondió sus intenciones ni mucho menos su propietario se mantuvo discreto, con bajo perfil, antes de dar este presunto zarpazo.
El dueño de las estructuras, que comercialmente se denominan Publix Outdoor -un nombre por cierto copiado de una empresa similar en Florida, EEUU., es un tabasqueño de nombre Juan Celso Graniel Romero.
Es propietario de dos de los restaurantes más concurridos y lujosos en el centro de la ciudad. Uno especializado en carnes servidos en espadas, con servicio de hostess de guante blanco y meseros de corbata de moño, y el otro a un lado ofrece variedad de mariscos.
El primero de esos comederos, debido a sus precios -asociado seguramente a la calidad de sus productos y servicio–, no es muy accesible para el cancunense de a pie. Sus asistentes suelen ser empresarios cerrando negocios, o bien funcionarios a quienes no les duele pagar la cuenta. El erario aguanta eso y más.
Será por eso que es uno de los escasos restaurantes que no han visto efectos de la crisis económica, pues muchos otros establecimientos de ese giro sí han tenido que cerrar sus puertas.
Juan Celso Graniel Romero es bien conocido en Cancún desde que abrió su primer restaurante. El atiende directamente a los comensales, como buen entendedor de que ese negocio.
Un dato que no es irrelevante es que uno de los más asiduos al local es Sergio Esquivel, actual director de Fiscalización del Ayuntamiento, a quien Ricalde cuenta entre sus más cercanos colaboradores. Fue su secretario particular y asistente personal durante la campaña en pos del Ayuntamiento.
Sergio Esquivel y Juan Celso suelen saludarse con efusivos abrazos y fuertes palmadas en la espalda.
Así que, si fue sorprendido Ricalde, al menos lo fue por parte de un buen amigo de sus amigos. ¿Se habrán perdido la confianza? El tiempo dirá si, en contraste, este empresario abusó y les vio la cara de bovinos a los asesores legales de la Comuna.
Por cierto, Graniel Romero estuvo envuelto en un serio proceso penal por portación de armas en abril pasado, y enfrentó una sentencia de cuatro años de prisión por ese expediente que le enderezó la PGR.
Pero sobra decir que tiene buenos abogados.
Viniendo hacia Cancún, fue detenido en un retén militar en Xpuhil, Campeche, donde le encontraron un arma de fuego de la marca fratelli Tangfolio Spa, calibre .9 mm, modelo TZ75, series 88, con número de matrícula H30090, con su cargador abastecido y dos cartuchos útiles del mismo calibre.
Fue sujeto a un proceso y se le abrió la averiguación previa PGR/CAMP/ESC-I/33/2011. Luego en octubre de este mismo año, es decir hace apenas unas cuantas semanas, le fue notificada la sentencia en el juzgado sito en el penal de San Francisco Kobén, en Campeche, de cuatro años de prisión.
Pero obviamente pasó el proceso en libertad, debido a que conmutó la sentencia con una sanción económica, además de una multa adicional de dos mil pesos.
Así que mientras sorteaba este inconveniente, Graniel Romero maquinaba cómo alcanzar una “Positiva Ficta” para ampliar sus negocios al mundo de la publicidad.
Otro por cierto: Su propio restaurante es de momento su principal anunciante.