CANCÚN, MX.- Después de 10 años de rescatar, asesorar y sanar a víctimas de maltrato en Quintana Roo, el Centro Integral de Atención a las Mujeres y sus hijos e hijas (CIAM-Cancún), único refugio para víctimas de violencia extrema, anunció que en este año deja de brindar sus servicios, pues se transformará paulatinamente en un centro de capacitación y educación para la paz, enfocado en la prevención de la violencia social y de género.
El cierre obedece a la imposibilidad de sostener un refugio de alta seguridad, con recursos económicos cada vez más limitados, fruto del recorte financiero a organizaciones de la sociedad civil, por parte del gobierno, informó la secretaría técnica del CIAM, mediante un comunicado de prensa.
“Esta crisis económica limita la capacidad de mantener un equipo profesional integrado por enfermeras, psicólogas, trabajadoras sociales, educadoras para la paz y abogadas con salarios dignos para atender a más de 10 mil mujeres, jóvenes, niños y niñas a lo largo de cada año”, se explica en el texto..
Desde su fundación en 2011, a cargo de la periodista, Lydia Cacho Ribeiro, el CIAM Cancún A.C. se convirtió en un refugio en Quintana Roo, para miles de mujeres víctimas de violencia y “subsanó la negligencia y abandono al respecto por parte del estado”.
“El cese parcial de estas actividades en nuestra institución es, sin duda, una mala noticia para la comunidad. Pero estamos decididas a convertir esta mala noticia en una buena. Esperamos que las nuevas actividades contribuyan significativamente a disminuir las causas de esta violencia en los años por venir”, se indica.
A lo largo de 10 años de operación, el CIAM Cancún logró acumular también experiencia valiosa para desarrollar un modelo depurado de atención a víctimas de la violencia, reconocido y premiado a nivel nacional e internacional, mismo que puede ser reproducido prácticamente en cualquier comunidad del mundo, particularmente de América Latina.
De acuerdo con la organización, el equipo de trabajo se “hiper-especializó” en procesos de prevención, rescate, atención y reinserción social de las víctimas de violencia de género en todas sus categorías y logró recabar una base de datos que documenta con precisión todas las características de las víctimas, de sus victimarios y de sus hijos e hijas, sus contextos socioculturales, orígenes y niveles educativos.
“Esto permitió derrumbar mitos sobre la violencia contra las mujeres, jóvenes, niñas y niños”, se manifestó.
A nivel legislativo, el CIAM logró trabajar conjuntamente con diputados locales para modificar o crear leyes y robustecer el marco jurídico estatal en materia de violencia de género y trata de personas.
La campaña más reciente que desarrolló la organización, fue precisamente para combatir la trata de personas, enfocada en adolescentes y jóvenes.
“Cada vida salvada, cada familia que logró desarrollar herramientas para reconstruir su vida en un contexto libre de violencia, valió todos los esfuerzos, amenazas y presiones, tanto gubernamentales como de los agresores y de los grupos de delincuencia organizada”, se enfatizó.
El CIAM argumentó que todas las instituciones cumplen ciclos y que aquellas que caen en la inercia, tienden a desarticularse y desgastarse hasta perder fuerza y sentido de su misión.
En su caso, reconocieron que hasta hoy se centraron en atender las consecuencias de la violencia y no las causas de ésta.
Se capacitó a cientos de personas y se incidió en la apertura de cuatro refugios para mujeres víctimas de violencia en Yucatán y en Quintana Roo, lo que permitirá que ninguna víctima quede desprotegida ante la transformación del CIAM.
La organización citó que el número de mujeres, jóvenes e infantes afectados en el mundo, y en México en particular, sigue aumentando en lugar de disminuir; que la violencia de género no sólo se incrementa sino que ha dado un giro hacia mayores grados de crueldad, lo que implica el aumento de feminicidios, violencia sexual y trata de personas.
“Las actividades directas e indirectas de las redes de delincuencia organizada, de la mano de la negligencia del estado, y los comprobados vínculos de éstas con cuerpos de seguridad, impiden ya asegurar la adecuada defensa y protección de los Derechos Humanos, no solamente de las víctimas y sus familias, sino de los y las derechohumanistas expertas que ponen su vida y su integridad en gran riesgo todos los días”, se destacó.
Debido a ello es que el giro de la institución, apunta hacia la atención de la educación para la paz, como instrumento que debilite las fuentes de violencia y no a las consecuencias de ésta. (Fuente: El Periódico)