Sin lugar a dudas, Raúl Luis Martins tuvo muchos funcionarios que fueron sus cómplices.
Pero, lo que sí quedó confirmadísimo es que Félix González Canto y Francisco Alor, fueron algunos de estos amigos del espía y proxeneta argentino.
Los amparos que obtuvo Martins para operar sus prostíbulos en la zona hotelera fueron gracias a que el argentino contaba con los permisos estatales y municipales.
Fue, en su momento, parte importante del escándalo, cuando se reveló en medios que no se editan en el estado, que la administración de Félix le había dado los permisos para la venta de alcohol y la de Alor, la licencia de funcionamiento.
Eran prostibulos “legales” por permisos otorgados por Félix y Alor.
Pero a Félix y Alor se le acabó su teatrito y se vieron obligados, ante la presión de la opinión publica “nacional”, a clausurar al prostíbulo de Martins.
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