CHETUMAL, MX.- El desfonde de un tanque de “miel final” inundó ayer en su totalidad las instalaciones del ingenio San Rafael de Pucté, provocando millonarias pérdidas y paralizando la producción de azúcar por tiempo indefinido, en perjuicio de por lo menos 10 mil trabajadores de la Ribera del Río Hondo.


Datos recabados por el reportero confirmaron que el percance sucedió a las 18:00 horas de ayer en la área de almacenamiento de la planta, desatando el pánico entre los trabajadores, quienes de inmediato se pusieron a buen resguardo, lo que derivó en que ninguno saliera lesionado.
Según se pudo averiguar, el tanque en cuestión, cuya capacidad no fue revelada, aunque se estima en varios miles de litros del dulce, cedió ante un excedente de presión que, dado el mal estado en que estaba, provocó que se resquebrajara en cuestión de segundos, derramando su contenido por todo el patio de maniobras, incluso algunos testigos dijeron que la “ola” que se formó derribó una de las paredes de la bodega de azúcar -que está exactamente a un costado- e inundó el cárcamo de las bombas de inyección del sistema de enfriamiento de todo el ingenio.
En recorrido por el lugar y pese a la escasa visibilidad, se pudo apreciar que la llamada “miel final” no sólo causó estragos en toda la fábrica, sino que escurrió hasta varias viviendas de la colonia donde habitan los empleados, quienes en todo momento se negaron a ofrecer datos sobre lo acontecido.
Si bien hasta el cierre de esta edición el grupo azucarero “Beta San Miguel”, operador de la planta, no había emitido alguna información al respecto, se sabe que las instalaciones afectadas fueron resguardadas y los trabajadores retirados a sus casas, siendo que hoy a primera hora una empresa aseguradora se encargará de evaluar y cuantificar los daños.
En este sentido, trascendió que la gerencia lanzó un llamado a la población para que se sume a la difícil tarea de limpiar la factoría a través de un plan emergente de empleo temporal que iniciaría hoy mismo.
Cabe destacar que esto podría traer severas consecuencias para la economía, ya no sólo de los azucareros, sino de los cañeros de la región, ya que al detenerse la molienda consecuentemente se paralizan las labores de corte, lo que generaría cuantiosas pérdidas al acercarse la temporada de lluvias y el fin de la zafra de este año. (Fuente: Diario de Quintana Roo)

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