Triste final tuvieron las campañas del PRI a senadores y diputados federales por Quintana Roo.
La apuesta fue a la escenografía y al montaje. Y tal como empezaron, acabaron.
El saldo de estas campañas, es que los candidatos roji-verdes jamás quisieron debatir.
Simplemente evadieron hacer, lo que sería su labor. ¿Cómo es que quieren ser parlamentarios, si fueron incapaces de debatir?
Durante tres meses se esforzaron en demostrar que solo quieren ser lavantadedos y lo confirmaron claramente.
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