Muy rápido, el Gobernador hizo su propio control de daños.
Primero, mandó a fincar culpas, sobre todo en el municipio de Benito Juárez, donde el desastre es mayúsculo para el PRI.
Después, hizo una gira por todo el estado para reunirse con la “clase política” de cada municipio, pero sólo con priistas.
Si bien Gabriel Mendicuti fue el coordinador estatal de campaña de Enrique Peña Nieto, fue Roberto Borge el verdadero jefe de la estrategia proselitista del mexiquense
Entonces, el control de daños, de la derrota estatal de Peña Nieto, debería de empezar con el verdadero Jefe de su campaña en Quintana Roo.
El PRI pasó de panzazo la elección de senadores y perdió la diputación del 03 Distrito, con Laura Fernández.
Borge puso a todos los candidatos, incluida a Laurita, cuya derrota era bola cantada.
Pero Borge se va por la fácil, y ahora resulta que todos tienen la culpa, empezando con Andrés Manuel López Obrador y acabando con Mario Machuca, de la derrota priista en Quintana Roo.
Evade la autocritica, pero el Gobernador insiste en el autoengaño.
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