Félix González Canto se consagró como tremendo rudo en las elecciones del pasado domingo.
El ex Gobernador hizo gala de todo tipo de malas artes para convertirse en senador, en una empresa de por sí complicada pues iba como candidato a la segunda fórmula y tenía que cargar además con el Niño Verde.
En situación “normal”, Félix hubiera quedado en tercer sitio. Su desempeño como Gobernador lo dejaba en la lona, empezando con la deuda de casi 12 mil millones de pesos.
Es evidente que Félix no podría ganar con votos y ganó con maña y fuerza. Eliminó a su principal rival, metió mano en el PRD y puso una adversaria a modo y por si fuera poco, no escatimó en gastos.
Félix comprobó que no se requiere ser buen Gobernador, para mantener una carrera política en ascenso.
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