CANCÚN, MX.- “Nini Zetas”. Convertidos en el nuevo brazo operativo de “Los Zetas” tanto en Cancún como en Playa del Carmen, se encuentran hoy en día jóvenes de la famosa generación de los Nini (que Ni estudian, Ni trabajan) como es el caso de los tres detenidos la madrugada del sábado por el Ejército Mexicano, los cuales fueron identificados como Alberto Costruita Menchaca (a) “El Pájaro” de 18 años, Víctor Hugo Vélez Martínez (a) “La Niña” de 19 años y Sonia Alejandra Rodríguez García de 18 años de edad.
Y es que, la renovación de “Los Zetas” tanto aquí como en gran parte del país, se ha dado gradual y peligrosamente, y prueba de ello es la incursión de estos jóvenes menores a los 20 años conformando grupos de “Estacas” (la estaca es un grupo de individuos al servicio de crimen organizado, que se encargan de la operatividad en el manejo y venta de drogas, así como de otros delitos, entre ellos el sicariato, o encargados de eliminar a bandas rivales), los cuales al no estar registrados en bases de datos policíacos y agencias de seguridad, garantizan de entrada un 50 por ciento la efectividad de sus operaciones criminales.
Estos tres detenidos, eran justamente integrantes de “estacas zetas” y el día de la captura hecha en la Región 97, se supo que dos mujeres y un hombre más, lograron escapar de los militares. Todos, ya tenían varios meses operando tanto en Cancún como en Playa del Carmen, pues además, están vinculados a otros jóvenes (Jorge López Lira, Juan Wilbert Briceño y Elizabeth Rangel Montes) capturados por el mismo Ejército mexicano en enero del 2012 con más de cuatro mil dosis de diferentes droga que tenían en un “narcolaboratorio” que también fue desmantelado en el fraccionamiento Porto Bello, Supermanzana 501, casa marcada con el número 97-A.
Ahí, fueron aseguradas dos mil 500 dosis de mariguana, 345 de cocaína en piedra, mil 191 de cocaína en polvo, dos minilicuadoras, mil 100 pesos en efectivo y una camioneta Lincoln Mark.
Así, es más que evidente que nuevamente Playa del Carmen y Cancún, se encuentra infestados de “Zetas”, producto de la imparable protección que le brindan policías de los tres niveles de gobierno, quienes implementando operativos simulados y otras medidas distractoras mantienen su servilismo al crimen organizado y en particular a este grupo de narcotraficantes.
La incidencia de delitos de alto impacto, que arrastran consigo estos grupos delictivos se incrementa de manera alarmante en dos de los principales destinos turísticos de México, pese a que en los registros oficiales no se manifieste, producto de la falta de denuncia ciudadana que al encontrarse a merced de los criminales, es víctima del secuestro, la extorsión y otros ataques a sus intereses individuales un día sí y otro también.
La cultura de la no denuncia es una prueba contundente de la efectividad de los millones de pesos que se reparten en los tres niveles de gobierno, para el funcionamiento de las bandas criminales.
La simulación como premisa de trabajo, es lo que impera en los altos mandos de las policías quintanarroenses; quienes para tolerar la permanencia y crecimiento del crimen organizado han replanteado su relación con los encargados de las células , en donde exigen el no “calentamiento de la plaza”, esto es, cero confrontaciones entre bandas rivales en calles y avenidas de la ciudad, así como la realización de delitos que no se manifiesten o que exijan que presidentes municipales o bien el gobernador, intervengan para su total esclarecimiento.
Mientras en menor número se manifieste el impacto de los delitos en los medios de comunicación, mejor será la operatividad y el dominio territorial que establezcan para incrementar sus ganancias y garantizar que la permanencia y duración de los arreglos con altos y mandos medios policíacos de los tres niveles de gobierno, no llamen la atención del Ejército y agencias extranjeras.
Por ello, los grupos criminales y en especial, el cártel de “Los Zetas”, desde hace más de un año ha venido reclutando a jóvenes en edades que fluctúan entre los 16 y los 19 años de edad, sin antecedentes penales, lo que les ha facilitado su adoctrinamiento y total sometimiento para realizar tareas de estacas, con un bajo perfil y sin alarde de ostentaciones como nos tenían acostumbrados los miembros del crimen organizado.
Hoy, se ha comprobado que más del 80 por ciento de los elementos que conforman las “Estacas Zetas”, en otras entidades del país así, como en Playa del Carmen y Cancún, son jóvenes menores a los 20 años, los cuales al no estar registrados en bases de datos policíacos y agencias de seguridad, garantizan de entrada un 50 por ciento la efectividad de sus operaciones criminales.
Estos jóvenes son reclutados la mayoría de veces en estados como Nuevo León, Tamaulipas, Michoacán y Zacatecas, son entrenados en grupos de cinco individuos para conformar estacas, que lo mismo se encargan de realizar levantones, operar narcolaboratorios, cobrar chantajes y extorsiones, que llevar a cabo secuestros o ejecuciones.
De acuerdo a un informe privado de autoridades federales, estos “Nini Zetas”, son entrenados en campamentos serranos de Nuevo León y Tamaulipas, así como de ranchos de la huasteca veracruzana, están preparados para manejar cualquier tipo de armas y son expertos en el proceso de maquila y distribución de drogas, lo que los haces efectivos y mortales dado que viven en casas de seguridad que son habitadas por no más de 5 individuos de bajo perfil y entre ellos personas de sexo femenino.
Tienen estrictamente prohibido consumir alcohol o realizar eventos de diversión en sus casas de seguridad y deben de vivir en un bajo perfil para garantizar su rendimiento y operatividad en la Compañía (nombre como también se le denomina al grupo de “Los Zetas”), agrega el informe.
Por lo general no cuentan con automóvil propio, se trasladan en transporte urbano y en taxis aliados a su grupo criminal, cuando llevan a cabo sus actividades ilícitas principalmente cuando realizan secuestros, levantones y ejecuciones, pues las estacas que se encargan de llevar a cabo el procesamiento de drogas y la distribución de las mismas las lleva a cabo en transporte público para pasar desapercibido a la vista del enemigo, reza el informe de autoridades federales.
Los “Nini Zetas”, que fracasan en cualquiera de sus actividades encomendadas, son expuestos a castigos físicos como tableadas y reclusiones en lugares apartados a pan y agua y dada la gravedad del delito pueden ser condenados hasta la muerte, donde son torturados y descuartizados para no dejar evidencias de su existencia en el grupo criminal.
Se desconoce el número de grupos de estacas de los “Nini Zetas” que operan en Cancún y Playa del Carmen, sin embargo, la insistencia en la detención de jóvenes al servicio de este grupo criminal, ha alertado a los miembros de la DEA, Ejército y la Marina para abundar en sus investigaciones, pues además del grado de peligrosidad que representan es un fenómeno social que crece día a día en el país y que refleja la falta de oportunidades que tiene esta generación de mexicanos y que hoy amenaza con incrementar el grado de violencia que permea en el país y que ha generado más de 60 mil muertos en México. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)

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