CANCÚN, MX.- El director general de Dolphin Discovery, Eduardo Albor, negó haber actuado con dolo en torno a la solicitud para tramitar la rehabilitación del muelle del hotel Moon Palace, cuando en realidad se trataba de lo que hoy es el delfinario Dolphin Palace, ya en operación en esas mismas instalaciones.
“En absoluto hubo dolo; el dolo es del director del Parque Nacional Arrecifes (Óscar Álvarez), porque él es parte de una institución como lo es Semarnat, que está enterada desde hace cuatro meses que ahí iba a ver un delfinario.
“Lo que debió hacer es preguntar a la Dirección de Vida Silvestre y no, no lo hizo como dice, porque de haberlo hecho, sabría que está autorizado”, afirmó en entrevista con la reportera Adriana Varillas, en El Periódico.
Días atrás el director del Parque Nacional Arrecifes, Óscar Álvarez, habría manifestado que no existía autorización de impacto ambiental para construir, ni operar un delfinario. Tampoco la Unidad de Manejo Ambiental correspondiente (UMA), según le fue informado por la Dirección General de Vida Silvestre (DGVS)
En el mismo sentido, la delegada de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Gabriela Lima Laurents, habría negado haber emitido autorización en materia de impacto para un delfinario, no así, reconoció que avaló la rehabilitación de un muelle.
¿El delfinario, se disfrazó de muelle?…
En entrevista con El Periódico de Quintana Roo, Eduardo Albor respondió que deja “a la interpretación de cada quien”, si maquilló o no la construcción de su delfinario a mar abierto, disfrazándolo de la rehabilitación de un muelle dentro del Parque Nacional Arracifes de Puerto Morelos, que es un área natural protegida.
“Lo dejo a la apreciación de cada quien. Si hay alguien que considera que se disfrazó, lo que quieran pensar o lo que quieran creer… pero tan no se disfrazó que eso empezó a construirse desde septiembre”, dijo.
Lo importante -subrayó- es que goza de los permisos que marca la ley y de ello, se enteró a la Semarnat, a su DGVS y a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa)
“Desde que se empezó a construir se solicitó en la Dirección General de Vida Silvestre la autorización para un delfinario. Yo sí te estoy demostrando con documentos sellados y fechados y estampados por la autoridad, de que esto se solicitó para un delfinario.
“Nosotros no disfrazamos nada y no tenemos tampoco porqué salir a decir a todo el mundo lo que vamos a hacer, ni cómo lo vamos a hacer, por cuestión de competencia pues, para tomar ventaja competitiva en el mercado”, expresó.
No obstante, si bien se comunicó a la DGVS la intención de operar un delfinario, se omitió hacer el trámite de impacto ambiental a que obliga la ley, para evaluar los impactos ambientales de ese tipo de obra y no de un muelle.
Esa acción dejó sin oportunidad de emitir una opinión técnica a las autoridades rectoras del área natural protegida del Parque Nacional Arrecifes de Puerto Morelos, en donde se ubica la obra.
Un poco de historia…
Sentado en sus oficinas, ubicadas en la ciudad de Cancún, Eduardo Albor -quien posee ya 12 delfinarios en México, el Caribe y las Islas Vírgenes- aceptó que, originalmente, no se solicitó concretamente la autorización de impacto ambiental para la construcción de un delfinario a mar abierto, en el Moon Palace.
“Estaba para muelle y lo cambiamos para delfinario”, indicó, al explicar que primero se pidió permiso -ante una autoridad- para desarrollar una obra y luego, ante otra, se cambió el giro.
Meses atrás la Inmobiliaria Puerto Bonito, presentó a la delegación de la Semarnat en Quintana Roo, un “aviso de no requerimiento”, de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) para la rehabilitación de un muelle de 40 metros del hotel Moon Palace, autorizado desde 1992. Muelle que con la remodelación creció más de 900 metros.
Bajo la premisa de que esa estructura estaba previamente autorizada y sólo se daría continuidad a las obras ya planteadas, no sólo se amplió el muelle, sino que además se instalaron encierros con mallas ciclónicas, con escaleras para bajar hacia el mar, lo que Albor llama “instalaciones acuáticas”, pero reconoce que fueron pensadas para ser delfinario.
Argumenta que si no se tramitó directamente como un delfinario, en materia de impacto ambiental, fue porque ignoraban si la DGVS les autorizaría que esas instalaciones fueran una Unidad de Manejo de la Vida Silvestre (UMA).
“Se hizo la rehabilitación del muelle. No era requisito, ni obligación, ni teníamos en ese momento por qué decir si iba a ser delfinario o no, porque no sabíamos hasta que no autorizara Vida Silvestre; a lo mejor no lo autorizaba y no iba a ser delfinario. Para que fuera delfinario, se necesitaban los delfines”, argumentó.
Poseen registro como UMA…
El 4 de septiembre pasado se obtuvo el registro de la UMA 0071QROO-12, que cambió su nombre a Predios o Instalaciones que Manejan Vida Silvestre (PIMVS), emitida por DGVS.
Las UMAS se expiden una vez que se comprobó la procedencia legal de los mamíferos o especies, se constata que cumplen con la Norma Oficial Mexicana 135, que se tiene un Plan de Manejo y que el lugar en donde se depositarán los animales, cumplen con las normas y requisitos de seguridad, higiene, entre otros.
Esta autorización avala la operación y aprovechamiento de las especies reportadas, mas no representa un permiso de impacto ambiental, trámite omitido en este caso, pero obligado.
Albor, quien además es abogado, asegura que no era necesario especificar el tipo de giro y de construcción, porque mientras cumpla los requisitos -en este caso para ser delfinario- no necesita de un permiso de impacto ambiental.
La empresa además elaboró el Programa de Manejo de la UMA, documento que entregó el 23 de octubre y tramitó una autorización, obtenida el 10 de octubre, para el traslado de los ocho delfines. Cuatro de ellos provienen del delfinario ubicado en Costa Maya; uno, del de Cozumel; y los otros tres, de Isla Mujeres.
El traslado se concretó la madrugada del sábado pasado, horas antes de que autoridades del Parque Nacional Arrecifes Puerto Morelos, se presentaran para solicitar los permisos correspondientes, que les fueron negados.
“No es que negáramos la información, es que ese señor (Óscar Álvarez, director del Parque Nacional Arrecifes) no tiene facultades para exigirme nada. No tiene competencia legal; como autoridad él sólo es coadyuvante de la Profepa y la Profepa hizo una inspección del 1º. al 5 de noviembre y constató que todo estaba conforme a lo autorizado”, subrayó.
Especies criadas en casa…
En ese sentido, Eduardo Albor exhibió documentos que prueban que Dolphin Discovery cuenta con la autorización para confinar en el sitio reportado a las especies de delfines acreditadas.
En este caso, se trata de ocho delfines Turciups Truncatus -cinco machos y tres hembras de tres a siete años de edad- que son especies nacidas en cautiverio, a través de su Programa de Reproducción Miracle, creado hace 10 años.
Sin embargo, en los hechos la construcción del delfinario carece de autorización en materia de impacto ambiental.
No hay documento que lo acredite, porque se aprovecharon las instalaciones del muelle “rehabilitado”, para operarse como lo que es ya el Dolphin Palace.
El delfinario es el único a mar abierto; es el tercero en Quintana Roo que posee especies criadas bajo el programa de reproducción de la empresa y tiene capacidad para albergar a 30 delfines. (Fuente: El Periódico)
Mas pobres delfines
ven que sencillo es taparle la boca a los revoltosos?
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