El ex Gobernador Félix González terminó devorado por sus propios demonios.
Creyó que poner a alguien como Roberto Borge le daría total tranquilidad, luego que dejó al estado casi en la ruina.
Pero tremendo error.
No solo pasó a perjudicar al estado, si no a él mismo.
Los yerros y desplantes de Borge están alcanzando a su creador.
No le vaya pasar a Félix, lo del Dr. Frankenstein.
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