Para nada es cosa menor el uso partidista del Sistema Quintanarroense de Comunicación Social (SQCS).
El Gobernador Roberto Borge adelantó el proceso electoral, puso en precampaña a sus candidatos, como Paul Carrillo y ,al mismo tiempo, el SQCS inició una cruenta guerra sucia contra quien sería el enemigo a vencer del PRI.
Ya en el pasado, el SQCS ha sido usado como arma electoral del PRI y en todas ha fracasado. El más reciente revés ocurrió en las elecciones federales de 2012, cuando el izquierdista Andrés Manuel López Obrador literalmente le pintó la cara en Quintana Roo a Enrique Peña Nieto y de paso a Beto Borge.
Sin embargo, no sólo se usa al SQCS para promover a los candidatos priistas, sino además, es empleado como instrumento de “guerra sucia” contra los opositores al PRI.
El SQCS es una institución del Gobierno del estado y sus empleados, servidores públicos.
Es grave, intolerable, que se desvíen recursos públicos en favor del PRI, y peor aun con “guerra sucia” en contra de los adversarios del momento del Revolucionario Institucional.
Pero, es aun más grave, que desde las instituciones se saquen situaciones de contexto, se tuerza la realidad y se mienta.
Hasta hace unos meses, el SQCS empleaba como su “estrategia” el golpeteo sistemático, pero aun tratando de usar la realidad, o al menos parte de la realidad.
Pero de cara al proceso electoral que se aproxima, institucionalmente, las mentiras se han vuelto materia prima del SQCS.
Aunque, con el Gobierno estatal actual, desde la Unidad del Vocero, se ha instituido la mentira en los medios de comunicación que dependen de sus convenios de publicidad.
Esta “política” de la mentira de la Unidad del Vocero, pasó al SQCS, que no son ni deben de ser lo mismo.
El SQCS debe de promover los valores, la identidad, la civilidad y la cultura.
Sin embargo, se ha optado por degradar al SQCS, como instrumento de “guerra sucia” y de difusión de mentiras.
Extraño resulta que aún quede impune el uso partidista del SQCS.