Más allá de las fallas técnicas, Mangueira emocionó al público en el sambódromo Marqués de Sapucaí al introducir como novedad la división de su banda de músicos en dos grupos, unos vestidos de maquinistas de tren y otros de cocineros, que se alternaron en la ejecución de la samba.
En su dedicatoria a Cuiabá, ciudad del centro-oeste del país, Mangueira recordó a los “bandeirantes”, expedicionarios que expandieron las fronteras de Brasil cuando todavía era una colonia portuguesa, y su relación con los indios de la zona de Mato Grosso, así como la fauna y la flora típica de esa región.
Para contar su historia, Beija-Flor escenificó en el sambódromo las leyendas de las batallas del caballero San Jorge contra el dragón, de Pegaso, de los centauros y del caballo de Troya.
También recordó las campañas militares de Alejandro Magno a lomos de Bucéfalo, del rey persa Darío, del rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda, de los Cruzados, y la afición de los gitanos por este animal, representados en fiestas con un derroche de color en la indumentaria.
La escuela llevó al sambódromo la cerámica marajoara, pueblo indígena que habitó la isla de Marajó, en el delta del río Amazonas; la riqueza gastronómica y turística, como el mercado de Ver-o-Peso, en Belén, la capital regional, y las tradiciones religiosas, representadas en la multitudinaria procesión del Cirio de Nazaret en la misma ciudad.
Bajo el título Horario noble, Sao Clemente centró su presentación en las telenovelas que se emiten en el horario estelar, que es el mismo del comienzo de los desfiles en el sambódromo.
Con un tema más económico que artístico se presentó Grande Río, que contó con samba la campaña del estado de Río de Janeiro por impedir un cambio en el reparto de las regalías del petróleo, con el argumento de que esa mudanza perjudicaría sus finanzas puesto que es el mayor productor de crudo del país.
Al ritmo del coro que decía “lo que es mío es mío”, en referencia a las regalías del “oro negro”, Grande Río hizo un recorrido por las diferentes etapas de la industria petrolera, desde la extracción del crudo a grande profundidades en el litoral brasileño con plataformas y sondas robóticas.
El telón lo bajó Unidos de Vila Isabel, que cantó a los hombres del campo y a la vida en el interior del país con representaciones del gallo que despierta a los campesinos, de sus comidas típicas, productos, manifestaciones culturales y creencias religiosas. (Fuente: CNN)