Cruzó sobre el cielo nocturno de Sumatra (Indonesia) a sólo 27.860 kilómetros de la Tierra, y continuó su travesía cósmica a unos 28.100 kilómetros por hora, informó la agencia espacial estadounidense NASA.
Pasó más cerca de la Tierra de lo que se encuentran muchos satélites, estuvo unos 8.500 kilómetros por debajo de la región donde orbitan unos 400 satélites geoestacionarios, y a mucha menos distancia de la que está la luna.
45 metros y 130,000 toneladas
La roca, de unos 45 metros y unas 130,000 toneladas, es el objeto espacial de mayor tamaño que se haya acercado tanto a la Tierra desde que la NASA ha seguido el rastro de los asteroides durante más de medio siglo.
“Supimos que se acercaría mucho a la Tierra dos días después de descubrirlo. El cálculo sobre la distancia a la que situaría lo realizaron en el laboratorio JPL de Pasadena de la NASA”, explica Nomen.
El astrónomo, director de la estación de La Sagra, que pertenece al Observatorio Astronómico de Mallorca, participó esta semana en Madrid en un acto convocado por CosmoCaixa para explicar a los jóvenes cómo detectan tanto los asteroides cercanos a la Tierra (NEO, por sus siglas en inglés) como restos de basura espacial que orbitan nuestro planeta y que pueden representar una amenaza.
El 2012 DA14 es extremadamente opaco y, desde su detección, la vigilancia de su trayectoria se ha hecho principalmente con observaciones en la gama infrarroja donde se detecta el reflejo de la luz del Sol sobre la superficie del asteroide.
En los momentos de más resplandor en su paso por el vecindario de la Tierra, el asteroide brilló con una magnitud +7,4, y sobre el telón de fondo del cielo oscuro y estrellado pasó moviéndose a 0,8 grados por minuto.
La visita cuerpo celeste más mediático de los últimos años ha quedado eclipsada por la caída inesperada de un meteorito en Rusia que ha causado más de 700 heridos. En principio, los astrónomos descartan que este suceso tenga relación alguna con el asteroide 2012 DA14.
Consejos para observar el asteroide
Aquellos que deseen observar el evento mirando directamente al cielo necesitarán unos buenos prismáticos o un telescopio. Aunque en principio la previsión meteorológica era buena para la mayor parte de España, las nubes podrían dificultar la observación del asteroide.
“Hay que buscar zonas oscuras, no se podrá ver dentro de la ciudad porque hay mucha polución de luz. Hay que ir al campo y mirar hacia el este, e ir provistos de una carta celeste que indique la posición de las constelaciones. En internet se pueden bajar algunas cartas que se están editando para guiar por dónde pasará y cerca de qué estrella brillante estará”, explica.
Prevenir un impacto
“Los asteroides son los restos de la obra que ha sido el Sistema Solar”, compara el astrónomo. “La sonda japonesa Hayabusa [la primera que recogió muestras de un asteroide, el ‘Itokawa’] mostró que el asteroide era una pila de escombros”, recuerda. Según explica, existen dos tipos de asteroides, los de tipo rocoso o poroso y los metálicos. La aproximación de 2012 DA14 permitirá averiguar de qué tipo es este objeto.
¿Qué ocurriría si un meteorito del tamaño de 2012 DA14 impactara contra la Tierra? Los científicos de la NASA comparan la devastación que causaría con la que otro meteorito provocó en 1908 en Tunguska (Siberia). El objeto, que debía medir entre 30 y 40 metros de diámetro, arrasó un área de unos 1.200 kilómetros cuadrados y mató a dos personas.
Jaime Nomen explica que, pese a los programas de vigilancia de asteroides que se realizan en varios observatorios de todo el mundo, no se puede descartar la posibilidad de que un asteroide impacte contra la Tierra sin ser detectado: “La probabilidad es pequeña pero existe. Puede ocurrir cada 800 años aproximadamente. Hay un gran porcentaje de ellos que no se conocen y pasan desapercibidos”.
Vigilancia de asteroides
Los científicos calculan que cerca de la Tierra hay medio millón de asteroides con un tamaño parecido al que nos visita este viernes. De ellos, apenas el 1% ha sido descubierto, según datos de la NASA.
Según Jaime Nomen, aproximadamente el 97% de los asteroides próximos a la Tierra se descubren en EEUU, el 2% desde La Sagra y el resto en otros observatorios del mundo. El programa ‘La Sagra Sky Survey’ rastrea objetos cercanos a la Tierra, tanto asteroides próximos (NEO, acrónimo de Near Earth Objects) como objetos artificiales (satélites y basura espacial).
Desde el Observatorio de La Sagra han descubierto 6.500 asteroides de los que 67 son NEO (asteroides cercanos) y 7 son cometas. El último objeto descubierto en La Sagra es el 2013 CL33, que fue localizado el pasado 5 de febrero. Localizar un asteroide no es fácil: “Para encontrar un NEO es necesario un software muy potente. A veces el cielo está nublado o hay una densidad enorme de estrellas que los tapan”, afirma. Por lo que respecta a 2012 DA14, las últimas observaciones indican que podría ser algo mayor de 50 metros: “Dentro de 30 ó 40 años volverá a hacer otra aproximación a la Tierra”, señala.
José Luis Galache, astrónomo del Minor Planet Center (MPC), de la Unión Astronómica Internacional, en el Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, afirma que a pesar de que se ha estimado el tamaño de 2012 DA14 en unos 50 metros, “en realidad no tenemos medidas seguras. El tamaño aproximado es de 25 a 80 metros”, señala. En los próximos días, la NASA lo estudiará con radar para ofrecer un tamaño más preciso de su tamaño.
Riesgo para los satélites
Miguel Belló, director general de la empresa Elecnor Deimos, considera muy improbable que 2012 DA14 pueda causar daños a los satélites que orbitan la Tierra. Y ello pese a que el objeto se situará más cerca de la Tierra de lo que están algunos satélites. Los geoestacionarios orbitan a unos 36.000 kilómetros de distancia de la Tierra, mientras los satélites de navegación, como GPS, está a unos 20.000 kilómetros de altura.
Pero aunque este objeto no represente una amenaza en la actualidad, las agencias espaciales investigan sistemas para desviar asteroides que en el futuro sí supondrán un peligro: “La duda no es si un asteroide va a chocar contra la Tierra. La pregunta es cuándo”, asegura Belló, que afirma que la amenaza de los asteroides “no la ha inventado Hollywood”.
Su empresa trabaja desde hace años en la misión Don Quijote, cuyo objetivo es desarrollar tecnologías para desviar un asteroide mediante el empleo de dos sondas espaciales. El orbitador Sancho estudiaría primero las características del asteroide, mientras que la sonda Hidalgo chocaría con el objeto celeste para desviar su trayectoria y evitar el impacto con la Tierra. El coste total del proyecto, para el que ahora buscan financiación, es de unos 150 millones de euros.
Belló lamenta el escaso interés de los políticos en promover estas investigaciones: “Es un problema real y tan grave como el cambio climático, porque un asteroide como Apofis (de unos 325 metros) puede destruir un país”, advierte. “Antes no teníamos la tecnología necesaria pero ahora sí desponemos de ella”, afirma. (Fuente: El Mundo)
EL ASTEROIDE, UNA MINA VALUADA EN MILES DE MILLONES DE DÓLARES
El posible impacto de un asteroide como el 2012 DA14 con la Tierra causa temor a esos cuerpos celestes, pero los recursos que albergan en su interior los convierten en una «mina de oro» valorada en miles de millones de dólares.
Esta es la estimación que hace la compañía estadounidense Deep Space Industries (DSI), que ha calculado que el asteroide que «rozará» nuestro planeta este viernes contiene 65.000 millones de dólares (48.000 millones de euros) en agua recuperable y 130.000 millones (97.700 millones de euros) en metales.
Unas cifras que podrían despertar una «nueva fiebre del oro» en un futuro no muy lejano, según dijo en entrevista, Stephen Covey, director de desarrollo e investigación y fundador de DSI.
Covey afirmó que «el espacio es tan inmenso que hay para todos», pero aquellos asteroides que estén a una distancia más razonable de la Tierra serán a los que quieran los interesados.
La aventura no será fácil y el coste elevado, pero las posibilidades de estas rocas gigantes, compuestas de agua y metales como hierro, oro y platino, lleva a algunos a creer que el esfuerzo vale la pena.
Estos cuerpos celestes considerados los restos que quedaron después de la formación del Sistema Solar albergan «todo lo que nuestra civilización necesita para expandirse en el espacio y para proveer nuestras necesidades aquí y aumentar la riqueza de nuestra economía», según Covey.
DSI cree que llegar al «campo de juego» incluso antes de que éste haya comenzado realmente puede contribuir a «establecer las reglas y asegurarnos nosotros -y a nuestros inversores- ganar».
El asteroide 2012 DA14 pasará a 27.700 kilómetros de la superficie terrestre, un récord de cercanía en términos astronómicos.
Sin embargo, el asteroide no es un buen objetivo ya que su órbita está relativamente inclinada de la Tierra, por lo que se necesitaría mucha energía para «cazarlo».
La empresa propone explotar estos asteroides en el espacio arrastrándolos a la órbita baja terrestre, ya que en un momento en el que la NASA se plantea hacer viajes tripulados más largos, serían como un «oasis» para repostar.
Su objetivo es convertir el material del asteroide en componentes metálicos y el agua recolectada en forma de hielo utilizarla para combustible para cohetes. Todo ello en un plazo de una década.
Covey indicó que el envío de combustible, agua y materiales como se ha hecho para montar la Estación Espacial Internacional (EEI) tiene un coste de al menos 10 millones de dólares (7,5 millones de euros) por tonelada, incluso utilizando los nuevas vehículos de bajo costo.
Además, tener en el espacio «estaciones de servicio» puede servir para extender la vida de cientos de satélites de comunicación que dejan de orbitar cuando se les acaba el combustible y se destruyen, creando basura espacial.
La «explotación» de asteroides
La compañía, que tiene previsto tener su propia flota de aparatos espaciales, ya tiene en su calendario su primera misión, en 2015, para hacer un viaje de reconocimiento a un asteroide.
Primero lanzarán unos pequeños satélites exploradores en una misión de sólo ida, con una duración de entre dos y seis meses, para detectar posibles candidatos y estudiar su composición más de cerca.
La idea es utilizar la tecnología de los microsatélites de investigación («CubeSat») que utilizan componentes electrónicos y no pesan más de un kilo.
Esperan contar para financiar esta misión con inversores y clientes como la agencia espacial estadounidense (NASA), así como compañías patrocinadoras.
En 2016 prevén realizar la primera misión con una nave espacial no tripulada, que podría durar entre dos y tres años, para recoger muestras y traerlas de vuelta para analizar su composición.
La compañía, que prevé contar al principio con naves de compañías espaciales privadas, está diseñando también sus propios modelos para crear un vehículo reutilizable que permita acercar a la órbita terrestre pequeños fragmentos de asteroides.
El vehículo desplegará una especie de tentáculo metálico que desplegará unos cables para rodear el meteorito y arrastrarlo como si llevara una gran bolsa.
En un futuro no muy lejano, de unos 20 años, Covey augura que va a haber asentamientos humanos en diferentes puntos del Sistema Solar que harán uso de grandes plataformas de comunicaciones y estaciones de energía solar.
De momento ya hay dos compañías estadounidenses -DSI y Planetary Resources (en la que participa el cofundador de Google Larry Page)- interesadas en explotar estos recursos.
Está por ver si se trata de proyectos de ciencia ficción o la minería tiene como nuevo destino el espacio.
El profesor de ciencias planetarias del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Richard Binzel, está de acuerdo en que con el tiempo los asteroides pueden ser explotados para obtener recursos y llegar a ser puntos de «operación de paso» para los viajes tripulados a planetas como Marte.
Sin embargo, en declaraciones al diario The Wall Street Jornal, consideró que el esfuerzo de DSI de acercar a la Tierra los asteroides «puede estar adelantado décadas a su tiempo», y ser quizá demasiado optimista. Binzel insistió, de todos modos, en que «en algún punto hay que comenzar». (Fuente: EFE)