COZUMEL, MX.- Se fue sin pagar del hospital el dueño de la avioneta siniestrada el pasado domingo, en un accidente que al parecer tiene mar de fondo, pues la aeronave no estaría completamente regular en el país y tampoco en condiciones de volar; el sujeto además, abandonó a sus acompañantes a su suerte.
Jorge Javier Lozano del Río, el propietario de la avioneta estrellada el domingo pasado en Cozumel, salió “mala paga”, y huyó del hospital donde lo atendieron sin pagar por su atención ni por la del capitán que pilotaba la nave.
Los otros dos lesionados, que sólo presentaron golpes contusos, tampoco fueron apoyados por esta persona pero sus gastos fueron significativamente inferiores al resultar prácticamente ilesos, a diferencia del capitán Isaac Pastor Espadas Lara, el piloto de 60 años, quien resultó con fractura maxilofacial y fractura de nariz.
Tanto el piloto como el dueño de la aeronave fueron trasladados del lugar de los hechos a la conocida clínica particular de la Cámara Hiperbárica, en el centro de Cozumel, donde al piloto se le diagnosticaron las mencionadas heridas y a Jorge Javier Lozano del Río, el dueño del aparato, de quien se pensaba que había sufrido fractura de tibia y peroné, tras tomarle una radiografía, resultó solamente con un esguince de tobillo en la pierna derecha.
De acuerdo a versiones del personal de la clínica y de personas que estuvieron cercanas a los hechos, al enterarse de que no tenía nada grave, Lozano del Río habría salido sigilosamente del lugar –que está a unas tres cuadras de un negocio que el mencionado tiene en el centro, desde donde fueron a ayudarle- pero no pagó por su atención y mucho menos por la del accidentado piloto.
Cuando de la clínica solicitaron a Javier Lozano del Río el pago de los servicios, éste ni siquiera contestó el teléfono y mandó a su esposa a decir que si querían el pago, esperasen a que a él le pague el seguro.
Cabe mencionar que la póliza que este hombre mencionó, radicada en los Estados Unidos, al parecer no existe o no incluye la cobertura de los gastos médicos de terceros.
Ya que Javier Lozano del Río se negó a pagar la cuenta de más de 16 mil pesos por la atención del capitán Espadas, tuvo que ser pagada por amigos del piloto en la isla, quienes también le facilitaron la transportación a Mérida, pues en Cozumel no hay el equipo médico adecuado para atender sus lesiones.
Cabe mencionar que el capitán Isaac Pastor Espadas Lara, expiloto de Mexicana de Aviación, con licencia internacional para volar todo tipo de aviones de pasajeros y con más de 17 mil horas de vuelo, no trabajaba de fijo para Jorge Javier Lozano del Río, sino que éste lo contrató solamente ese día para sacar su aeronave del Aeropuerto Internacional de Cozumel y transportarla al aeródromo particular ‘Eduardo Toledo Parra’ situado a unos 15 kilómetros al sur, en un movimiento poco claro que terminó con la avioneta estrellada el pasado domingo.
Según lo que se ha podido averiguar, Javier Lozano del Río contrató al capitán Espadas porque aunque el mismo Lozano del Río es piloto y de hecho fue él quien trajo volando ese avión a Cozumel, su licencia “N” de piloto para aviones de bandera estadounidense (identificados por la letra N como primer sigla de sus matrículas) como era el caso de la Piper C-28 matrícula N44418 de los Estados Unidos, estaba vencida y él no podía volar legalmente la aeronave.
Aunque la investigación de las causas del accidente está aún en curso, un elemento que señalaron a este diario personas que tienen contacto con el movimiento del aeropuerto de Cozumel en su zona de vuelos privados, conocida como la terminal FBO, es que el percance pudo ser causado por una falta de potencia derivada del mal estado del combustible.
Explicaron que el combustible de aviación tiene un alto octanaje y es muy volátil, por lo que no debe estar almacenado en los tanques de los aviones mucho tiempo sin usarse ya que se degrada y pierde el octanaje, por lo tanto, la potencia.
Estas versiones aseguran que la avioneta llegó a Cozumel en octubre del año pasado, pilotada por el propio Lozano del Río, quien al parecer la habría volado con la licencia vencida, y fue estacionada en un hangar de la zona FBO del aeropuerto, cargándola de combustible.
Sin embargo, dado que Lozano del Río no podía volar el avión desde ahí, sin licencia, la aeronave se habría quedado parada desde octubre pasado hasta el domingo anterior, cuando se estrelló en el otro aeropuerto de la isla, sin que su combustible fuera ‘restablecido’ con carburante fresco.
Además, la aeronave de bandera extranjera no podía estar, por ley, más de seis meses en México en calidad de visita, como se encontraba, y para quedarse en el país más tiempo tendría que ser importada de forma permanente, lo que implica un pago al fisco.
Presuntamente para evitar esto, y dado que su estancia legal vencía en marzo, fue para lo que Javier Lozano del Río habría decidido sacar su aeronave del aeropuerto público de Cozumel para llevarla a guardar -u ocultar- al aeródromo privado.
Cabe mencionar que de acuerdo a estas mismas versiones, después resultó que el dueño del aeródromo ‘Eduardo Toledo Parra’, ni siquiera habría sido avisado de este movimiento, sino que se hizo ‘a la mexicana’.
El plan ulterior del extraño movimiento sería resguardar ahí el avión, hacer luego que lo volaran al vecino país de Belice y de ahí, volverlo a introducir como ‘turista’, seis meses más a México.
Sin embargo, la nave terminó estrellada cerca del aeródromo particular, lo que ha iniciado ya una investigación oficial de la Dirección General de Aeronáutica Civil, en la que si todo esto se confirma, podrían salir a relucir todas las irregularidades que al parecer rodean a este caso. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)

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