Si bien puede causar risa, que el Gobernador Roberto Borge se ofrezca a rescatar la seguridad pública en Benito Juárez, en realidad, este anuncio termina infundiendo terror.
Y es que la Secretaría estatal de Seguridad Pública (SESP) no sólo ha sido un cero a la izquierda en Benito Juárez, sino que además los mandos que ha enviado a Cancún, ha sido destituidos por conductas inapropiadas.
El primer subsecretario de la SESP en la zona norte del Gobierno de Roberto Borge, Manuel de Jesús Cícero Salazar, salió como tapón de sidra de la corporación, luego que estado de ebriedad, su patrulla colisionó a un autobús, pero por si fuera poco, mandó a sus escoltas a golpear al conductor de su unidad de transporte de personal y a un pasajero.
Pero, además, semanas después Cícero Salazar fue detenido por vínculos con el narcotráfico por pendientes que dejó como jefe de la Policía Operativa de la Fiscalía General de Coahuila, en el Gobierno de Humberto Moreira
Cícero Salazar fue sustituido por el ya conocido Salvador Rocha Vargas, que duró unas semanas en el puesto, pues tronó el examen de control y confianza del Gobierno federal.
Hasta el momento no hay subsecretario, pero está como una especie de encargado del despacho, Higinio Sánchez, que fue director de la cárcel, cargo de la que fue destituido ante los continuos disturbios en el penal.
Y lo anterior, sin contar las “hazañas” del titular de la SESP, Carlos Bibiano Villa Castillo, que sobre todo lo han padecido los chetumaleños.
Así que si la SESP quiere hacerse cargo de la seguridad de Cancún, mejor “quédelo así”.