CANCÚN, MX.- A sus 21 años, María Fernanda Puerto Ávila, originaria de Cancún y actualmente buscada por autoridades de los tres niveles de gobierno en Quintana Roo, logró formar parte fundamental de una banda de secuestradores liderada por Mauricio Izaguirre Zesatti.

El dinero fácil llevó a Puerto Ávila a ser la encargada de seducir y engañar a los secuestrados, a quienes fácilmente persuadía para llevarlos hasta las casas de seguridad en donde serían golpeados y sometidos.

Su juventud y belleza le abrían paso en los ambientes donde las víctimas se desenvolvían, por lo que además de las redes sociales, se mezclaba entre los amigos de los jóvenes a secuestrar.

De acuerdo a la declaración ministerial de Mauricio Izaguirre Zesatti, la joven cancunense María Fernanda Puerto Ávila, de 21 años de edad, trabajó con ellos por primera ocasión en el secuestro de un joven estudiante de Valladolid, Yucatán.

En este caso, Izaguirre Zesatti señaló que fue su cómplice “Diego” quien le señaló que su primo “Andrés” conocía a un joven adinerado que estudiaba en Valladolid, Yucatán, el cual era hijo de un reconocido joyero de la ciudad, por lo que “Andrés” realizaría una fiesta a la cual acudiría la victima para llevar a cabo el golpe.

Fue así como el día 21 del mes de mayo del 2013, Izaguirre Zesatti recogió a bordo de su vehículo tipo Spark a “Diego”, a “Andrés” a “Héctor” y a dos amigos de “Diego”, uno de ellos apodado “El Jabalí” y a María Fernanda, quienes se trasladaron hasta Valladolid, por la tarde.

Una vez en la fiesta fue “Andrés” el encargado de presentarle a la víctima a Fernanda, quien de inmediato comenzó a “ligar” y a seducir al estudiante por poco más de dos horas.

Ya al final de la fiesta, Fernanda le pidió a la víctima que la llevara a su casa, un lugar que con anterioridad había conseguido “Andrés”, por lo que sin pensarlo, el joven la subió a su automóvil tipo Altima, color negro, para llevarla al supuesto domicilio, donde ya eran esperados por “Diego”, “Héctor” y “El Jabalí”.

Al llegar al lugar, Fernanda invitó al hijo del joyero a pasar al domicilio, con lo cual, ya dentro de la casa, es cuando todos salen para golpear al joven y amenazarlo con una pistola de juguete. Con el joven sometido, todos regresarían a Cancún, dejando a cargo a “Diego” y “Héctor”, quienes serían los responsables de cobrar el rescate.

Sin embargo, un par de horas después se percataron de que la unidad del joven contaba con un GPS –seguimiento satelital– para poder localizarla en cualquier parte del mundo, ello los obliga a dejar el Estado de Yucatán y regresar a Cancún con las manos vacías.

A pesar que estuvieron cerca de ser atrapados, los sujetos volvieron a encontrarse para llevar a cabo el secuestro de A.M.M., de 21 años de edad, a quien con engaños le presentaron a “Saraí” y/o “Fernanda”, joven con la cual el agraviado mantuvo comunicación por teléfono celular y Facebook por algunos días.

Para este secuestro, Izaguirre Zesatti pidió a Fernanda viajar de Mérida a Cancún, en donde citaría al joven en una cantina llamada “La Hija de Cuauhtémoc”, ubicada sobre avenida La Luna, a donde iría vestida con un pantalón de mezclilla azul claro pegado y una blusa de color azul marino.

Mientras Fernanda seducía a A.M.M., Izaguirre Zesatti vigilaba desde lejos para observar los movimientos, por lo que al cabo de una hora y media Fernanda pidió al joven que la llevara a su domicilio supuestamente ubicado en la Región 223.

Después de observar que ambos jóvenes salían del bar, Izaguirre Zesatti alertó a “Diego”, a “Andrés” a “Héctor” y “El Jabalí” para que estuvieran listos, por lo que una vez al interior de la casa, el joven fue sometido y secuestrado.

En ambas ocasiones, Fernanda, después de cumplir con su parte del trabajo, se retiró del lugar hasta su domicilio, en donde recibiría su parte de las ganancias, no obstante este momento jamás llegó.

Autoridades de la Policía Judicial del Estado (PJE) aseveraron que la ayuda de Fernanda fue fundamental para el grupo delictivo, pues su juventud y sus formas físicas atractivas hacían más fácil la tarea de alejar a las víctimas de los puntos con actividad en la ciudad.

Señalaron que de acuerdo a los primeros indicios, Fernanda aceptó llevar a cabo este trabajo a fin de obtener dinero fácil, invitada por amigos que frecuentaba regularmente, lo que la llevó a iniciar una carrera delictiva que sin duda podría haber sido mayor. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)

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