En el Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo), los consejeros electorales, en su calidad de máxima autoridad de ese importante organismo, aplicaron también la llamada “ingeniería” administrativa, pero eso sí, se dice, muy a su modo y a favor de sus personales intereses y bolsillos.

Los señores consejeros tuvieron al parecer la “ocurrencia” de disminuir los sueldos de todo el personal del Ieqroo: secretarias, intendentes, técnicos, profesionales de servicios y de todos los niveles, quienes ahora perciben hasta un 50 por ciento menos de lo que devengaban anteriormente.

Esto, en concordancia con las políticas de austeridad que se implementan en el Gobierno del Estado, para optimizar recursos financieros, materiales y humanos, anunció en su momento el Ieqroo.

Sin embargo, muy curiosamente los jugosos sueldos de los consejeros no registraron un solo centavo de reducción. ¿Olvido? ¿Error? ¿Confusión? ¡Qué va! Nuestros ilustres consejeros, se asegura, no se disminuyeron sus percepciones ante la trascendente y sacrificada labor que diariamente realizan, y por la cual se les paga casi 100 mil pesos mensuales sin dar un solo golpe.

Cuando menos en la web del Instituto, siguen apareciendo los mismos sueldos de los Consejeros electorales.

Salarios con ese monto son insultantes en esos tiempos de supuesta austeridad y complicaciones financieras. Pero es más insultante la “inteligente” medida adoptada por los consejeros, y por la cual hay secretarias ganando hasta mil 500 pesos a la quincena, mientras que ellos conservan intactas sus elevadas percepciones, sin aportar prácticamente nada a la entidad.

Recuérdese que, sólo como una referencia, el abstencionismo electoral en las elecciones del pasado 7 de julio fue superior al 50 por ciento, cifra que refleja la falta de credibilidad de la ciudadanía hacia el Ieqroo y los partidos políticos, así como la falta de trabajo y compromiso de los consejeros electorales.

Por eso los empleados y empleadas perjudicados exponen que en el Ieqroo lo que menos hay es democracia al interior, y mucho menos se hace honor al slogan de “transparencia y equidad” del Instituto, pues con esa mezquina determinación los consejeros dejaron ver que sólo velan por sus intereses y por conservar el buen sueldo, los viáticos, los vales de gasolina y muchos otros privilegios del “hueso” que tuvieron la suerte de recibir.

Este heroico gesto de conservar intactos sus nada modestos salarios, obedece también –se asegura- a que ante la posibilidad de que desaparezca el Ieqroo por la eventual creación del Instituto Nacional Electoral, los sufridos consejeros no quisieron bajar sus percepciones para que no disminuya la probable y generosa liquidación a la que se harían acreedores. ¡Qué gran visión!

Y luego se quejan de las pretensiones para desaparecer al Ieqroo y a todos los organismos electorales de los estados, que sólo trabajan cada tres años, pues eso de que promueven en tiempos no electorales la participación y la democracia es una farsa, una mera simulación en la que se erogan millones y más millones de pesos en forma inútil, muchos de ellos por supuesto destinados al sueldo de los consejeros improductivos, sin iniciativa, con un desempeño más que gris y, por si fuera poco, voraces.

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