Más que por las dos ocasiones que fueron brutalmente reprimidos –en Cancún y Nicolás Bravo–, los maestros de Quintana Roo saltaron a la fama pública cuando lograron arrebatar el acuerdo al Gobierno del estado, de que las evaluaciones a los docentes de la entidad no implicará su eventual despido.

Este acuerdo quedó asentado en una minuta firmada por representantes del Gobierno del estado y de docentes, el 21 de septiembre del año pasado, luego que los maestros mostraron músculo con una gran marcha en Cancún, que desquició la zona hotelera y el centro de la ciudad.

Esta minuta estaba totalmente en discordancia con la reforma educativa, lo que provoco la irritación del Gobierno Federal, pues abría la posibilidad, de que, con la presión de los docentes, en más estados se hicieran leyes amigables con trabajadores de la educación.

Sin embargo, en Quintana Roo todo quedó en una minuta, como en todo, y que los maestros lograran, después, que además se publicara en el Periódico Oficial del Gobierno del estado.

Pero ahora agarraron a los maestros fuera de “base” y, en el Congreso del estado, en un dos por tres, se aprobó la Ley de Educación de Quintana Roo, que a los maestros no les dieron chance ni de “hojearla”.

Y finalmente, una Ley vale es más que una minuta.

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