CANCÚN, MX.- Organizaciones civiles de Yucatán y Quintana Roo solicitaron a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la realización de una consulta pública y una reunión pública de información, sobre el proyecto de construcción del Tren Transpeninsular (TT), sometido a evaluación del impacto ambiental de la dependencia federal e impulsado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

La coordinadora regional del CEMDA, Alejandra Serrano Pavón, indicó que a través de su organización aliada, “Indignación”, con sede en Yucatán, solicitaron la realización de la consulta pública y de la reunión pública de información del proyecto ferroviario, con base en los términos de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (Legeepa) y su Reglamento.

Ambas agrupaciones revisan el contenido de la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA-R), modalidad Regional, ante la preocupación que suponen los impactos ambientales y sociales de la obra, que pretende conectar a través de una red ferroviaria de 334.96 kilómetros de longitud, a 17 municipios de Yucatán y tres de Quintana Roo, incidiendo en un Sistema Ambiental Regional (SAR) que involucra a 65 municipios, con una superficie de un millón 687 mil 670.41 hectáreas.

“Vamos a hacer la revisión de la Manifestación de Impacto Ambiental, tanto ambiental, como social, de la mano con ‘Indignación’, porque como sabemos el proyecto atraviesa muchas comunidades mayas”, indicó.

En entrevista, la abogada en Derecho Ambiental, dijo que el proyecto actualmente evaluado por la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA), se situó en Yucatán y que les preocupa que al momento de conceder la reunión pública de información, la Semarnat sólo realice un encuentro en aquel estado, lo que dejaría fuera a todas las comunidades que se verán afectadas por las obras.

“Nos preocupan los temas ecosistémicos, que es una zona fundamental para el jaguar y el mono araña; estamos buscando alianzas con la academia para la revisión de la Manifestación de Impacto Ambiental; en este caso, nos preocupa mucho lo ambiental, pero también la parte social porque al final del día trabajos por el derecho a un ambiente sano, por las comunidades y para todos”, expresó.

A pregunta expresa, confirmó que el trazo de la ruta del Tren Transpeninsular, está decidido, sin que se haya hecho público, toda vez que ya se está sometiendo a evaluación ambiental.

El Tren Transpeninsular tendrá influencia en los municipios de Solidaridad, Tulum y la zona continental de Cozumel, en Quintana Roo, así como en los municipios de Mérida, Kanasín, Tixpéhual, Tixkokob, Cacalchén, Bokobá, Tekantó, Izamal, Tunkás, Quintana Roo, Dzitás, Tinum, Uayma, Kaua y Valladolid.

Las obras se llevarán dos años y medio y se desarrollarán en dos etapas. En términos generales se desmantelarán y demolerán inmuebles, se abrirán terracerías, se reemplazarán vías existentes para colocar la superestructura de la vía férrea, se construirán estaciones, terminales, talleres, un centro de logística y plantas de tratamiento.

Se requerirá la construcción de puentes vehiculares y ganaderos, de drenajes pluviales y pasos de fauna; operarán máquinas y vehículos, así como trabajadores.

En la MIA-R, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes admite que, con base en la visita de campo realizada por sus consultores, se determinaron los componentes ambientales que pueden sufrir alguna alteración a nivel regional, los cuales permitieron identificar los impactos ambientales de la obra.

Se verán afectadas la calidad, uso y disponibilidad del agua, así como su patrón de drenaje; el nivel freático, la calidad del aire, el nivel de ruido, la generación de olores, las características físicas y químicas del suelo, su grado de erosión, la estabilidad edafológica, la modificación del relieve del suelo, la cobertura vegetal, la diversidad, abundancia y riqueza de la flora y la fauna.

También las especies comerciales de flora y fauna, las especies bajo protección y sus patrones de distribución; la calidad escénica del paisaje, el microclima, el estilo y calidad de vida, el cambio de uso del suelo, el patrimonio cultural arqueológico y colonia y los pueblos indígenas; las plantas no rescatadas.

Entre los impactos positivos se mencionan la generación de empleos, el ingreso de recursos económicos en la región y el incremento en el arribo de los turistas para visitar los atractivos turísticos de la zona.

Las medidas de mitigación que se mencionan son el aplicar un Plan de Restauración Ecológica, considerando especies silvestres locales en proporciones definidas; la instalación de un vivero para el rescate de plántulas y la propagación de semillas; elaborar un reglamento interno de trabajo que indique cuál deberá ser el comportamiento de los trabajadores con respecto a la fauna silvestre, así como campañas de concientización sobre el medio ambiente.

Además la restauración ambiental de las superficies que ocupó el proyecto, capacitación del persona para el corte y poda de la vegetación y elaborar un catálogo ilustrado de las especies enlistadas en la Norma Oficial Mexicana 059, que versa sobre especies amenazadas, en riesgo o peligro de extinción.

Se proponen planes de rescate de flora y fauna, reubicación de la misma y manejo de residuos forestales producto del desmonte de la superficie a ocupar por el proyecto, lo que incluye la recuperación del suelo orgánico producto del despalme. (Fuente: El Periódico)</strong

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