Uno de los principales damnificados de la imposición de Harley Sosa Guillén como presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) es el Partido Acción Nacional.

El panista Sergio Bolio, como presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso del estado, “ha puesto el pecho” entre la indignación de activistas y organizaciones sociales y el presidente de la Gran Comisión de la Legislatura, José Luis Toledo Medina, principal operador para que Harley quede como ombudsman de Quintana Roo.

Y por supuesto que no demerita a Harley su origen campechano, ni lo hace más su trayectoria como abogado. Lo que está en el fondo es que no garantiza la autonomía de la CEDH por su amplia trayectoria en el Gobierno estatal.

Si el PAN de Quintana Roo fuera congruente, por lo menos, se hubiera hecho a un lado de este intrincado proceso para imponer al hasta hace unos días subsecretario de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Gobierno como el “defensor” de los quintanarroenses, frente a las arbitrariedades de los servidores públicos de la entidad.

Pero, al contrario, Bolio y “El Chanito” van tomados de la mano para que Harley sea el nuevo ombudsman de Quintana Roo.

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