Lo del cierre de 17 bares del centro de la ciudad, no fue más que una ‘cortina de humo’, al episodio de la muerte del estudiante afroamericano Craig Taylor.

La mayoría de los bares ya volvieron a abrir, y todo quedó en flashazos mediáticos.

Y lo más notable, es que la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) no ha podido dar con los homicidas del estadounidense, cuyo cuerpo fue encontrado en un paraje en la zona Punta Sam.

El turista estuvo horas antes en el bar gay “11:11”, ubicado frente al Palacio Municipal.

Esta fue la principal línea de investigación, y la Policía Judicial la PGJE detuvo a la dueña y a cinco empleados de este bar, pero al final de cuentas no pudo inculparlos del homicidio.

Y lo cierto es que los bares del centro de la ciudad han vuelto a su rutina y el homicidio sigue impune.

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