Nada justificaba el voto en favor de Harley Sosa Guillén, como presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

Que si tenía una maestría en juicios orales, que si recibió el apoyo de cientos de organizaciones, que si tiene amplia experiencia, que si es joven… en fin.

Harley Sosa es impresentable pues ha trabajado siempre en el Gobierno y se debe al Gobierno.

Y peor aún, el Gobierno montó toda la cargada y todo el montaje para que sea presidente de la CEDH.

No hay forma en que Harley pueda garantizar la autonomía de la CEDH frente al Gobierno.

Pero, lo peor, es que los diputados del PAN, PRD, PT y Movimiento Ciudadano alzaron la manita para validar que un político del Gobierno sea el defensor de los ciudadanos frente a los abusos del Gobierno.

Dicho sea de paso, en Quintana Roo hay una oposición inútil. Vota igual que el PRI y obedece a la línea que se manda desde la Casa de Gobierno. Para efectos prácticos los diputados del PAN y de las “izquierdas” se comportan, caminan, y mueven como el PRI.

Y por si no fuera suficiente con la imposición de un ‘ombudsman’, ahora el PRI mediante una iniciativa firmada por el diputado Juan Carrillo, pretende restringir las manifestaciones de protesta.

Esta nueva ley incluye una serie de pasos en los que la policía tiene todas las atribuciones para disolver protestas.

Incluso, en la iniciativa de Carrillo, cuyo principal mérito para su ascenso político es ser un insistente “trolleador”, establece que hay que avisar para realizar una manifestación.

Hace unos días se impuso un ombudsman de “mentiritas” y ahora todo está listo evitar la libre manifestación.

¿Qué sigue?

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