MADRID, ESPAÑA – El Atlético de Madrid se clasificó hoy para las semifinales de la Liga de Campeones de fútbol por primera vez en 40 años al vencer por 1-0 a un Barcelona que fue inferior y acabó desesperado. Atrás quedaron seis años consecutivos con el Barcelona en las semifinales del máximo torneo continental.
No sólo cedió ante el temprano gol de Koke, sino ante el despliegue táctico y físico de un Atlético de Madrid que sigue empeñado en hacer historia. Porque el equipo de Diego Simeone fue pasión en el inicio, inteligencia en el desarrollo y sacrificio en el final.
Suficientes argumentos para superar a un Barcelona que no pudo ganar al Atlético de Madrid en ninguno de los cinco enfrentamientos jugados entre ambos durante esta temporada.
La primera noticia de la noche llegó una hora antes del inicio del partido: el Atlético de Madrid no tenía a Diego Costa ni en el banquillo, producto de sus molestias físicas. A eso había que añadir a Arda Turan, su clarividente volante, también estaba lesionado. ¿Se vería a un Atlético ultradefensivo? De ninguna manera. Porque la puesta en escena del conjunto rojiblanco fue imponente.
Tan eléctrica que pasó por encima a un Barcelona absolutamente desconcertado, como pocas veces se le vio en Liga de Campeones durante todos estos años. En sólo 18 minutos, el Atlético acumuló tres tiros al palo y un gol. El tanto llegó a los seis minutos y vino precedido de un violento disparo a la madera de Adrián, sustituto de Costa.
El Atlético siguió la jugada ante la inexplicable parálisis del Barcelona y el balón acabó en Koke, que fusiló desde cerca. El Vicente Calderón, con uno de los mejores ambientes que se puede ver en todo el mundo, enloqueció con el gol.
El técnico del Barcelona, Gerardo Martino, había pedido antes del encuentro que el Atlético de Madrid no se adelantara. Sin embargo, su rival tardó apenas ocho minutos en hacerlo. Pero lejos de replegarse, el conjunto de Simeone siguió adelante, ni un paso atrás, como si oliera el miedo de su presa.
A los 12 minutos fue David Villa el siguiente en probar el sabor de la madera con otro precioso disparo que se fue al palo. Y seis minutos después, el propio Villa repitió acción con otro remate que repelió la madera.
Casi sin saber cómo, el Barcelona salió vivo de este vendaval.
Como era lógico, el Atlético de Madrid rebajó después su grado de presión y pasó a vivir cómodamente en su área. Le ayudó mucho el Barcelona con una circulación de balón pesada, lenta, y fácilmente descifrable.
Sólo Neymar pareció revolverse contra este sino y suyas fueron las acciones destacables de su equipo en la primera parte junto a dos remates de Lionel Messi en sus únicas apariciones para intentar ayudar a sus compañeros. El argentino no participó en casi nada durante todo el encuentro.
El descanso llegó entre los sigilosos lamentos del Atlético -tan buenas oportunidades erradas- y los suspiros de alivio de Barcelona. Realmente, no estaba tan lejos del pase: dos goles.
Y lo cierto es que en el comienzo de la segunda parte jugó sus mejores minutos y Neymar tuvo un mano a mano que resolvió Thibout Courtois.
Eran momentos en los que Xavi Hernández filtraba pases y el Atlético de Madrid se replegaba.
No durarían. Martino reaccionó y a la hora puso en el campo a Alexis Sánchez en lugar de un desafortunado Cesc Fábregas.
El chileno se puso como ‘nueve’ e invitó a Messi a sumarse a la medular. Pero ni aun así el Barcelona logró la implicación del argentino.
El paso de los minutos fue fortaleciendo al Atlético de Madrid en la misma medida que aumentaba la desesperación del Barcelona.
Y Gabi tuvo la oportunidad de sentenciar la eliminatoria a los 70 minutos con un contraataque que sacó Pinto con el pie.
Y poco después, el Atlético pidió un penal de Javier Mascherano sobre el propio Gabi. Martino lo arriesgó todo en un cambio sorprendente. No porque entrara Pedro, sino porque saliera Iniesta.
El partido se fue hacia una emoción incontenible, con un Barcelona volcado a costa de dejar mil huecos atrás.
Y el Atlético de Madrid resistió con los dos pies sobre el piso mientras el Barcelona miraba al cielo buscando una gloria que se le escapaba.
Con el final del encuentro llegó la explosión del Vicente Calderón y una confirmación inequívoca: el Atlético de Madrid pertenece a la elite continental, esa misma que acaba de abandonar el Barcelona. (Fuete: DPA)