Hace una semana leí con interés un editorial de un profesional del turismo sobre el qué y los porqués de los errores que se cometen en el quehacer turístico y que impactan de manera directa sobre esta industria, sobre el retroceso que sufre este país en sus cifras de captación de visitantes y divisas y sobre los muchos problemas que vive este sector estratégico económico.

Las reflexiones ofrecidas son importantes y en Yucatán estas convicciones se emiten de manera esporádica, más bien, diría que casi nunca y por ello, ni hay avance, ni tampoco hay una sustantiva mejora en las diversas tareas que nutren al turismo.

Hemos insistido en esta columna que turismo es economía y no política, que el turismo es una fuente significativa de oportunidades, generadora de empleos, infraestructura, nichos de mercado, de competitividad y desarrollo social, pero por alguna razón que desconozco no se hacen efectivas, de ahí la necesidad de insistir en los términos y valores de la llamada “industria sin chimeneas”, sus potenciales y capacidades para impulsar las condiciones de mi estado.

Yucatán es definitivamente un sitio atractivo y sui generis, tiene una historia turística de más de un siglo, sus oportunidades podrían multiplicarse e impulsarse como un punto de referencia mundial, pero no advierto una visión estratégica gubernamental y quizá no hay un verdadero interés por acrecentar estas condiciones para el desarrollo de la sociedad yucateca.

Una de las muchas acciones para consolidar el turismo es definitivamente la cultura, en Yucatán nacen y desarrollan de manera natural las más amplias oportunidades culturales, podría decirse que la cultura yucateca es una cuestión genética, en esta tierra han florecido las más amplias facetas del quehacer cultural y su valor, tangible e intangible es la riqueza más grande de este estado.

Yucatán es punto de referencia gracias a la milenaria cultura Maya, alfa y omega de las muchas vertientes del quehacer cultural, pero más allá y con luz propia despuntan otras muchas capacidades intelectuales de los yucatecos, en danza, música, cine, fotografía, artes gráficas, teatro por decir solo algunas.

Cifras ofrecidas por la Secretaria de Turismo del Gobierno Federal establece que la zona peninsular es la más visitada por el turismo cultural internacional, fundamentalmente estadounidense y europeo, un 38 por ciento de los turistas que vienen a México es a la península de Yucatán generan un gasto promedio de 615 dólares y visitan de manera preferencial sitios como Mérida y Chichen Itzá, en Yucatán; Tulúm, en Quintana Roo: Palenque y San Cristóbal de las Casas en Chiapas.

Las cifras de Sectur indican que este turista especializado realiza este recorrido en 10.8 noches, y sus criterios de conocimiento son: monumentos arquitectónicos, museos y galerías, arqueología, gastronomía, tradiciones, costumbres, ferias y finalmente artesanías y de todo ello, hay a manos llenas en Yucatán.

El valor cultural de los yucatecos es definitivamente una de las apuestas más importantes en las que se puede emprender si de verdad es importante el turismo.

Sin embargo, por alguna razón, turismo y cultura en Yucatán no se llevan, alguna vez se divorciaron y no hay nadie que sepa el porqué. Cada ámbito gubernamental hace las cosas las cosas de manera distinta, es posible que nunca les han dicho que tenían que trabajar en equipo, quizá las fuentes gubernamentales nunca se han presentado, es posible que no se conozcan siquiera.

Ambas se usan, se disfrazan y hasta salen en las fotos, pero en los hechos, la cultura está en una esquina y el turismo en la otra y cada una se obliga a alejarse sin la posibilidad de un encuentro, quizá también porque quien dirige el pandero pues va en los tumbos del tobogán y no acierta a pensar más que en agarrarse.

Y lo que vemos en Yucatán se refleja igual en el país. México aparece entre los diez sitios culturales más visitados de América, indica el documento de Sectur, pero en el puesto SIETE, debajo de Perú, Chile, Cuba, Estados Unidos y Guatemala, siendo por mucho, que este país tiene más atractivos, valores y sitios culturales que los cinco primeros.

La diversidad cultural de Yucatán es deslumbrante y admirada mundialmente, hay decenas de eventos internacionales que se nutren de este esfuerzo, ¿Por qué en Yucatán no se valora la cultura como una parte vital del rompecabezas turístico? ¿Por qué no hay incentivos y condiciones para que los trabajadores de la cultura puedan ser parte y soporte de esta industria?

A más de una centuria de la llegada del primer grupo de viajeros traídos para una expedición cultural a Yucatán, -septiembre de 1883- y de que nuestro estado se inició como un ente motivador del quehacer del viajero cultural no hay avances y no se valoran las condiciones de una industria económica como el turismo y del valor más importante de los yucatecos, la cultura.

Para comentarios y sugerencias diríjase a: pepecortazar@hotmail.com

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