CIUDAD DE MÉXICO.- Cuando los productores de la cinta La jaula de oro llegaron al Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) para pedir apoyo para el filme, un funcionario de esa instancia les preguntó: “¿Van a volver a hacer una de migrantes? Ya es un género”.

La noche de este martes la cinta dirigida por Diego Quemada-Diez y producida por Inna Payán se convirtó en la máxima ganadora en la 56 entrega de los premios Ariel –celebrada en el Palacio de Bellas Artes-, que otorga la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, al obtener nueve premios: mejor película, mejor actor, mejor coactuación masculina, mejor edición, mejor sonido, mejor música original, mejor fotografía, mejor guión original y ópera prima.

La cita del Imcine la dijo la productora Inna Payán al recibir el galardón. Pero también agradeció los apoyos recibidos por ese instituto en el área de estímulos fiscales. Payán también exigió mejores condiciones para los migrantes centroamericanos y mexicanos.

Diego Quemada-Diez, el director, dijo: “Soy migrante, vengo de España y sólo traté de contar las historias de los mexicanos y centroamericanos desde mi sensibilidad.”

El premio como mejor actor se lo llevó Brandon López de La jaula, la mejor actriz fue Adriana Roel, quien tiene una trayectoria de más de 56 años como actriz, por el filme No quiero dormir sola. El mejor director fue Amat Escalante por Heli.

Otros Arieles fueron por mejores efectos visuales para Alejandro Vázquez por Cinco de mayo: la batalla y para Charly Iturriaga por la misma cinta.

La mejor edición se la llevó Paloma López Carillo y Felipe Gómez por La jaula de oro. El mejor sonido fue para Matías Barberis, Pablo Tamez, Michelle Couttelenc y Jaime Baksht por Tercera llamada. La mejor música original fue para Leonardo Heiblum y Jacobo Lieberman por La Jaula de oro.

También se premió al mejor diseño arte, que ganó Lorenza Manrique por El ciudadano Buelna y el mejor vestuario fue para Mayra Gabriela Juárez por la misma cinta.

La mejor fotografía se la llevó María José Secco por La jaula de oro.

El mejor guión adaptado fue para María Renée Prudencio y Francisco Franco por Tercera llamada. El mejor guión original para Diego Quemada-Diez por La jaula de oro. La mejor cinta iberoamericana fue Gloria de Sebastián Lelio.

La mejor ópera prima fue La jaula de oro de Diego Quemada-Diez. El mejor largometraje documental fue Quebranto de Roberto Fiesco.

La mejor coactuación femenina fue para Lisa Owen por su participación en Los insólitos peces gato. En el rubro masculino, el premio fue para Rodolfo Domínguez por su participación en La jaula de oro.

El mejor maquillaje se lo llevó Adam Zoller por la cinta Halley. El Ariel para el mejor corto de animación fue para Rita Basurto con Lluvia en los ojos. En tanto que el cortometraje de ficción premiado fue Música para
después de dormir de Nicolás Rojas.

El premio para el mejor corto documental se lo llevó Eugenio Polgovsky con Un salto de vida. En su discurso, Polgovsky dijo: “México necesita cuidar el agua. Ahora que el territorio se reparte desde aquí es mi obligación hablar del Río Santiago, que fue contaminado. Quienes escuchen mi voz pongan atención en la tragedia ecológica que desde los años sesenta se vive en ese río y la consecuencias de la contaminación. Que los que legislan pongan sus ojos ahora que van regular, pues que regulen la contaminación del agua.”

En la 56 entrega se hizo un homenaje al primer actor Ignacio López Tarso. Egresado de la escuela de Arte Teatral del INBA, y quien ha participado en cintas memorables como Nazarín, Macario, El gallo de oro o
El hombre de papel. Su trayectoria de 65 años incluye una participación en más de 50 filmes.

También se rindió tributo a José Revueltas. Hay que comentar que el cine ocupó un lugar importante en este escritor y activista político quien escribió 20 guiones, entre originales y adaptados.

Su incursión en esta expresión fue en 1944 con la adaptación de un cuento de Jack London. Finaliza con El apando, que escribió con José Agustín. La dirigió Felipe Cazals. De hecho ya recibió un Ariel por su guión adaptado para la obra de Roberto Gavaldón La otra, en 1947.

Recibió el Ariel de Oro uno de los actores consentidos de México, Ernesto Gómez Cruz, quien ha sido dirigido por los mejores directores mexicanos como Jorge Fons, Arturo Ripstein y Felipe Cazals.

Cruz ha recibido siete estatuillas, dos como mejor actor en las cintas El imperio de la fortuna y La víspera. “Ya no seré novillero. Ahora sé que puedo dirigir y actuar en cine”, dijo Cruz tras recibir el premio.

Quien también recibió este galardón fue Arturo Ripstein, cineasta ya de culto creador de una estética única en el cine nacional.

Realizador de cintas emblemáticas en el cine nacional actual, Risptein recibió apenas la Medalla Bellas Artes.

Los maestros de ceremonia, Regina Orozco y Enrique Arreola, hicieron el llamado al principal problema de nuestra cinematografía: “la distribución”.

Además de la denuncia de la mala distribución, Arreola dijo que el Tratado de Libre Comercio es “inequitativo: ha hecho que las salas de México estén acaparadas por las producciones del vecino del norte. Necesitamos medidas que corrijan este inequidad”.

No obstante, propuso junto con Orozco que “si se legaliza la mariguana, de qué van a tratar las cintas mexicanas. “Si los diputados quieren hacernos un favor, en vez de legalizar las drogas les exigimos que legalicen el cine nacional con sentencias duras a quienes no consuman”.

La presidenta de la academia, Blanca Guerra, se congratuló de que “cada día son más mujeres que participan en las disciplinas del cine. Es una industria pero también un producto cultural para el que se requieren políticas para apuntalarlo y expandirlo. Hollywood sigue acaparando la atención de nuestro público”.

El Ariel es la distinción otorgada a los mejores trabajos en el ámbito del cine nacional, se entregó ininterrumpidamente desde su primera ceremonia el 15 de mayo de 1947, un año después de la creación de la academia, hasta 1958, cuando la situación crítica que vivía el cine nacional llevó a la suspensión de la entrega.

La ceremonia se retomó en 1972 y se continúa realizando a la fecha. La entrega tuvo su relumbrón para satisfacer las necesidades de algunos cocteleitors circundantes al gremio del cine. Algunos se ataviaron con sus mejores garras. Incluso, ahora la academia envió una serie de reglas para el “buen vestir”: Todos de negro, algo que pocos cumplieron.

Amenizó la ceremonia Eugenia León. (Fuente: La Jornada)

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